Ahora que llega el verano es el momento idóneo para interiorizar el wabi sabi (o wabi-sabi), una filosofía que data de la dinastía Song (China, entre los siglos X y XI) y que abraza, precisamente, lo imperfecto. Aunque la esencia del término se pierde en la traducción, se podría explicar así: la aceptación del deterioro como muestra inequívoca de la acción del tiempo, del avance de la naturaleza. En teoría, el wabi sabi nos recuerda que nada vivido puede permanecer inmaculado. Abraza la arruga, el bache.
En la práctica, se convierte en un estilo decorativo homónimo que busca la naturalidad. Los colores parecen elegidos para que los sentidos capten la vida en toda su plenitud, sin interrumpir. La materialización más evidente la encontramos en vajillas sin pulir, como esta de El Corte Inglés, cuyas imperfecciones invitan a disfrutarla sin reparos, sin miedo a los desperfectos.

Decorar para vivir
Un buen interiorismo requiere una reflexión de base: definir cómo va a ser la vida que se viva en ese espacio. La estética pura nunca debe ser el fin; la funcionalidad, sí. Es el consejo básico de Marta Corsini, fundadora de HOME Stories y experta en reformas y decoración de casas. Corsini es una de las tertulianas que ha pasado por El Podcast de Mulato, un espacio creado por Alejandra López y Ana Sanz para entrevistar a amantes del diseño, el DIY y todo lo relativo con la creación de un hogar. El podcast es parte de Mulato Studio, su agencia de comunicación y diseño, y se puede escuchar en todas las plataformas.

Apuesta mestiza
Esta alfombra tiene título, como cualquier obra de arte. La World Mask (la máscara del mundo) quiere representar, con trazos casi tribales, la diversidad humana. El objeto en sí es producto de esta variedad: ha sido concebida por el artista suizo Christoph Hefti y tejida a mano por artesanos nepalíes. Su mezcla de formas y colores remite inequívocamente a la rebeldía francesa de Jean-Paul Gaultier y a la arquitectura textil del belga Dries Van Noten, dos grandes nombres de la moda para los que Hefti trabajó de manera muy cercana. Lo hizo tras graduarse en diseño en la escuela Central Saint Martins, en Londres. El ADN del tapiz es fruto de un mestizaje infinito: se puede ver, junto con el resto de obras de Hefti, en galerías de arte de toda Europa; y, para quienes puedan permitírselo, en el salón de casa.

La buena influencia
No es postureo todo lo que se publica. Aún quedan en las redes sociales perfiles que aportan e inspiran. En Casa Protea, Jesús y Pancho han creado un paraíso vegetal que despierta un afán botánico, incluso en el seguidor menos dado a la jardinería. En su estudio de Barcelona imparten cursos de creación de terrarios, impresión floral o bordado botánico. Y, por supuesto, venden plantas y asesoran sobre su cuidado. Para esta época, recomiendan la Aeonium Schwarzkopf: nativa de las Islas Canarias, resiste a temperaturas extremas y a luz directa, es fácil de propagar y, sí, también apta para cazar likes en Instagram.

Incombustible ratán
Las sillas de ratán, antaño anticuadas y humildes, son ahora objeto de deseo. Y cotizan al alza. El primero en ver su potencial como pieza de lujo fue el diseñador Pierre Jeanneret.
Cuando a Le Corbusier le encargaron la proyección de un complejo urbanístico (Chandigarh) para celebrar la independencia de la India en 1951, Jeanneret, que era su mano derecha, planteó un mobiliario con el ratán y la madera como hilos conductores.
La marca Cassina recupera ahora cuatro piezas de esta línea, bautizada como Capitol Complex. Las marcas low cost, siempre ojo avizor, ya ofrecen alternativas considerables, como esta mesilla de Zara Home.
