Elísabet Benavent escribe sobre las relaciones del siglo XXI, historias efervescentes que la han catapultado a vender más de tres millones de ejemplares, moviéndose por la novela romántica con una cotidianidad y transparencia absoluta. Con más de una veintena de libros escritos en menos de 10 años, sus personajes han conseguido sobrepasar el papel y llegar a la pantalla a través de películas y series de Netflix. El 12 de mayo sale a la luz su nueva obra: Todas esas cosas que te diré mañana, un relato que nos empuja de lleno al epicentro de una ruptura, de la mano de Miranda y Tristán. Un duelo que nos hará viajar junto a la dupla desde la cúspide hasta el abismo, sin perder nunca la esperanza de creer en otras historias nacientes tras el final. “Después del amor queda curar los arañazos de las últimas intentonas, un duelo y más amor. Siempre más amor”.
El 12 de mayo sale a la luz tu nueva novela. ¿Qué nos puedes adelantar sobre ella?
Es la historia, en tono romántico pero distendido, de Miranda y Tristán, una pareja cuya relación ha llegado a un punto de no retorno. Cuando él la deja, sin saber cómo ni por qué, Miranda empezará a despertar, cada mañana, en un punto distinto de lo vivido con él para revivirlo, entenderlo y… quizá cambiar su final.
Todas esas cosas que te diré mañana, se mantiene en la línea de novela romántica a la que tus lectores están acostumbrados, pero tiene además ciertos tintes de realismo mágico. ¿Cómo ha sido salirte de los márgenes del género literario que impera en tus libros?
Ha sido un reto. Técnicamente, esta novela ha supuesto algunos desafíos que por momentos me sacaron de mis casillas, pero que también han sido muy motivadores.
¿Qué tienen de Elísabet Benavent Miranda y Tristán?
En ella volqué parte de mi pasión por mi trabajo, pero también las dudas, la manía de ponernos en tela de juicio a nosotras mismas o la falta de paciencia. También su confianza en la familia, tanto de sangre como escogida. De Tristán tengo el miedo al conflicto, el temor de mostrar abiertamente mis opiniones cuando media el corazón en el asunto y la esperanza.
Las primeras páginas de Todas esas cosas que te diré mañana nos trasladan al epicentro de una ruptura. ¿Qué crees que hay después del amor?
Un proceso de duelo que no es evitable. Siempre nos dicen que el tiempo es el único alivio para ciertas heridas y creo que es cierto. Después del amor queda curar los arañazos de las últimas intentonas, un duelo y más amor. Siempre más amor.
Hablar de tu nuevo libro, es hablar de la posibilidad de viajar en el tiempo. ¿Si pudieras volver al pasado para frenar un amor que te hará daño en el futuro, lo harías?
Supongo que lo inteligente sería decir que sí, pero no lo haría. Creo que soy quien soy ahora mismo como resultado del cúmulo de circunstancias y experiencias vividas. Podría haberme ahorrado ciertos dolores, pero también otras muchas cosas que me hicieron crecer.
Si algo nos han traído las historias de tus novelas, es la reivindicación del placer femenino que ha estado tan denostado a lo largo de la historia. ¿Cómo ha sido hablar de todo esto desde un punto de vista femenino, ese ejercicio de ponerlo sobre el papel para remarcar su existencia?
Ha sido un proceso natural; siempre he querido que mis libros y, sobre todo, los diálogos que los construyen sean lo más parecido posible a la realidad que vivo en mi grupo de amigas. Que se pueda hablar con libertad de todas aquellas cosas que nos importan, preocupan o que deseamos. Me gusta que la voz de mis protagonistas sea lo suficientemente valiente como para levantarse para tratar cualquier aspecto del cosmos femenino, tal y como veo pelear a las mujeres que forman parte de mi vida.
Pasas de autopublicar En los zapatos de Valeria en Amazon a convertirte en una escritora superventas. ¿Cómo fue ese proceso?
Han sido nueve años muy intensos, con muchísimo trabajo, pero también con muchas sorpresas dulces. Las horas que las lectoras han invertido entre mis páginas me han regalado poder dedicarme a la profesión que siempre soñé. Ha sido vertiginso pero feliz; la confianza y apoyo de mi editorial hicieron las cosas siempre más fáciles.
Una película y una serie en Netflix con dos temporadas y camino de la tercera, ¿te imaginas Todas esas cosas que te diré mañana sumándose al audiovisual?
Me encantaría verla algún día transformada en una película o en una serie, pero ahora mismo, con el libro “recién nacido”, prefiero enfocarme en mi realidad como escritora y mimar mucho su salida al mundo, sin soñar de más.
¿Crees en la meritocracia o en la suerte a la hora de alcanzar ciertas metas?
Creo que hay que tener suerte, pero que la suerte debe sostenerse siempre sobre la base de la constancia, el trabajo y las ganas de aprender.
A veces da la sensación de que la palabra romanticismo y el concepto que engloba están desfasados en el tiempo, con una idea general ligada a los cuentos de princesas o películas de Hollywood con final feliz. ¿Qué es para ti ser una romántica en el 2022?
Ser una romántica en este momento es ser alguien abierta al amor, que lo vive intensamente, pero que busca aquello que sume, que no la reduzca a ser el 50% de algo, si no que respete el 100% de sí misma, compartiendo y eligiendo.
Para mí, no hay nada más romántico que no necesitar, solo escoger libremente.Otro de los temas que revolotea sobre tu nueva novela es la maternidad, pero desde el punto de vista de una mujer que no quiere ser madre. ¿Por qué crees que, aunque una mujer que tiene una postura clara ante esto, la sociedad espera que no sea más que una fase, que tarde a temprano le llegará el “instinto maternal”?
Creo que mucha gente aún asume la maternidad como una obligación, no como una elección. No ser madre no me hará peor mujer porque no hay manera errónea de ser mujer. Además, tenemos muy interiorizado el vicio de opinar sobre la vida de los demás, de poner en tela de juicio decisiones que nosotros no hubiéramos tomado. Siempre defenderé que la maternidad es una elección consciente y libre de la mujer, porque cada una de nosotras se merece poder vivir su vida desde el enfoque que desee.