Tres rasgos que hacen a las mujeres mejores líderes, según una profesora experta en egiptología de la Universidad de California

¿Qué sucedería si las mujeres dirigieran el mundo? Kara Cooney, profesora de la Universidad de California, señala que estas 3 cualidades las convierten en mejores gobernadoras.
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La historia ha sido testigo de cómo se enraizaron estereotipos y creencias que afirmaban que las mujeres no eran adecuadas para el liderazgo y el gobierno. Los roles de género tradicionales le otorgaban al hombre la autoridad y la responsabilidad política, mientras la mujer quedaba relegada al ámbito doméstico.

Las estructuras patriarcales limitaban su acceso a la educación y las excluían de la toma de decisiones y puestos de liderazgo. Entretanto, los prejuicios perpetuaban estereotipos que sugerían que las mujeres eran emocionalmente más débiles, incapaces de adoptar posturas racionales o de demostrar fortaleza. Craso error…

Kara Cooney, profesora de Egiptología en la Universidad de California, recorre en su libro Mujeres que gobernaron el mundo la fascinante historia de las seis reinas más poderosas del antiguo Egipto. Mientras, a lo largo de sus páginas, responde a la pregunta: ¿qué cualidades hacen a las mujeres mejores líderes?

Analizamos el liderazgo femenino. - Imagen de Freepik

Mujeres que gobernaron el mundo

En el escenario actual continúa siendo escaso el número de mujeres en puestos de poder, ni qué decir si hablamos de política y líderes femeninas como cabezas de gobierno. Sin embargo y, como señala Cooney en su obra, hace miles de años, en un sistema dominado por los hombres, las mujeres gobernaron repetidamente “con un poder formal y sin adulterar”.

Se refiere a las seis faraonas del antiguo Egipto que retrata en su reciente obra. Un país que “recurrió sistemáticamente al gobierno de las mujeres para mantener su régimen en funcionamiento, a salvo de la discordia y sobre una base lo más segura posible, especialmente cuando se producía una crisis.” explica.

Mujeres que gobernaron el mundo. - Pinolia

Mujeres que gobernaron el mundo

Kara Cooney · Pinolia

Kara Cooney estudió la apasionante vida de Merneit, Neferusobek, Hatshepsut, Nefertiti, Tausert y Cleopatra. Mujeres que llegaron a lo más alto y ejercieron el poder como jefas de Estado, cinco de ellas como reinas en toda regla, en lo que la autora entiende como historias positivas llenas de giros oscuros por sus complejas biografías.

“Estas poderosas monarcas egipcias nos pueden dar muchas lecciones si queremos avanzar hacia la igualdad plena y total de ambos sexos en los salones del poder; pueden proporcionarnos una gran visión de nuestra actual y feroz aversión al gobierno femenino, especialmente en los sistemas democráticos modernos”, escribe Cooney.  

Imagen de Egipto. - Foto de CALIN STAN en Unsplash

Los tres rasgos que hacen a las mujeres mejores líderes

Esta experta en egiptología nos sumerge en un relato magnético acerca del poder femenino, explorando la razón por la que rara vez se ha permitido a las mujeres acceder a cargos políticos, así como la necesidad de replantearse cuestiones actuales tras analizar la historia. De hecho, su obra finaliza con un contundente epílogo titulado: Por qué las mujeres deben gobernar el mundo. Y en él destaca estas tres cualidades femeninas.

Busto de Nefertiti conservado en el Old Museum de Berlín. - Gtres

Su emotividad

Mientras otras sociedades consideraban a las mujeres emocionalmente incapaces de liderar un gobierno, Kara Cooney afirma que “los antiguos egipcios nunca acusaron a las mujeres de ser demasiado emocionales para gobernar”. Todo lo contrario, se convertía en uno de sus mejores rasgos.

“La montaña rusa emocional es lo que permite a las mujeres sentir tales actos antes de cometerlos: deleitarse con una profunda ira y expresarla a amigos y familiares, en lugar de reprimirla hasta que explota en un acto de violencia doméstica o comunitaria; expresar profundas inseguridades personales a los demás, en lugar de reprimir las emociones, solo para verlas aflorar en forma de acoso y peleas”, explica.

Elizabeth Taylor en el papel de Cleopatra. - Gtres

Y continúa: “los antiguos egipcios sabían que los patrones de pensamiento femeninos volubles, protectores y cautelosos también podían verse en términos positivos, especialmente cuando impedían que la gente trazara líneas duras en la arena, sacara la pistola de su funda o rompiera los tratados de paz con ira violenta. Tenemos que dejar de percibir erróneamente la emocionalidad femenina como débil y engañosa, cuando es la forma más constructiva de avanzar en tiempos de crisis”.

“Tenemos que dejar de percibir erróneamente la emocionalidad femenina como débil y engañosa, cuando es la forma más constructiva de avanzar en tiempos de crisis”

Una naturaleza voluble en el sentido positivo

Kara Cooney elimina toda connotación negativa de lo que se entiende por un carácter voluble. Nos invita a ver los cambios de opinión o de actitud hacia un determinado aspecto como una forma de tender puentes y reconciliar, “en lugar de tierra quemada” en el sentido más literal.

Históricamente, “su propensión a cambiar de opinión no se ve como un factor de consenso, sino como una indecisión peligrosa. Pero para los antiguos egipcios, este aspecto era la clave de la utilidad de una mujer: la cualidad que le permitía conectar con la otra parte de una cuestión; pararse un momento para tomar la mejor decisión; darle la capacidad de cuidar, regañar, luchar, guardar rencor y amar.” expone en su libro.

Mujer frente al templo de Abu Simbel. - Imagen de wirestock en Freepik

Y añade: “Muchos estudios demuestran que las mujeres podrían incluso tener predisposición a la indecisión, a un pensamiento más matizado, a saber que se puede y se debe pedir una variedad de opiniones sobre un problema. Esa misma prudencia puede salvar vidas. La decisión masculina es exactamente lo que aprieta el botón que lanza los misiles nucleares; la duda femenina aparta la mano y reconsidera, pensándolo una vez más”.

El instinto protector

En este caso, además del carácter protector habría que sumar la empatía. Su instinto protector hace que busque la seguridad y el bienestar colectivo ante situaciones desafiantes, mientras que la empatía ayuda a entender las preocupaciones y distintas perspectivas de quienes les rodean. Uniendo ambas, se crean equipos sólidos y colaborativos.

Columnas del Templo de Philae. - Foto de mana5280 en Unsplash

“Tanto los estereotipos como los estudios indican que las mujeres no interrumpen tanto; escuchan más. Reconocen inmediatamente expresiones faciales que a muchos hombres se les escapan por completo”, señala Cooney. “Las mujeres no se mueven tanto por el honor como por la empatía y la protección pragmática de la familia”, expone la experta, algo que en el antiguo Egipto se consideraba un aspecto positivo para una líder.

"Las mujeres no se mueven tanto por el honor como por la empatía y la protección pragmática de la familia"

Para terminar, Cooney alude a la forma en la que los antiguos egipcios utilizaron el poder femenino para evitar guerras, superar crisis o mantener la cultura. “Puede que después trataran mal a sus gobernantes femeninas, pero los egipcios sabían que las mujeres evitan el riesgo, se mantienen alejadas de la conmoción y el pavor. Las mujeres eran elegidas regularmente como faraón por esta misma razón”. 

Y concluye: “En Egipto, esas mujeres fueron la salvación de un pueblo una y otra vez. Deberíamos dejarnos guiar por la historia antigua y permitir que vuelvan a ser nuestra salvación.”.

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