En los rincones más recónditos de España, se esconden verdaderos tesoros de la historia y la naturaleza. Entre ellos, destacan los balnearios y termas, lugares de relajación y curación que han sido testigos mudos de los avatares de la humanidad a lo largo de los siglos. En este contexto, las Termas de Alange, situadas en Badajoz, emergen como un monumento a la resiliencia y la perdurabilidad.
Históricamente arraigadas en la península ibérica desde la llegada de los romanos, estas termas no solo representan un oasis de tranquilidad y bienestar, sino que también constituyen un vínculo tangible con nuestro pasado ancestral. Durante el apogeo del Imperio Romano, estos baños no solo eran espacios de ocio, sino que se erigían como centros neurálgicos donde convergían las altas esferas de la sociedad de entonces.

El legado de las Termas de Alange se remonta a más de dos milenios atrás, siendo testigo de los vaivenes de la historia a lo largo de los siglos. Construidas sobre los restos de antiguas instalaciones romanas, estas termas encarnan la longevidad y el aprecio por las fuentes naturales que han perdurado a través del tiempo.
El origen de estas termas se remonta a la época romana, donde constituían un importante establecimiento termal cercano a la entonces Emerita Augusta (actual Mérida). Aunque las evidencias arqueológicas sugieren la existencia de termas circulares techadas en cúpula desde el siglo III d.C., su verdadero esplendor se manifestó con la llegada de los musulmanes, quienes dieron forma a unos impresionantes baños árabes. De hecho, el nombre actual de Alange, que significa 'agua de Alá', refleja la influencia árabe en la región.
A pesar del tiempo, las Termas de Alange han sobrevivido al olvido y la decadencia, resurgiendo como un punto de referencia en la cultura termal de España. En 1863, el balneario fue adquirido por Don Abdón Berbén y Blanco, médico local, quien restauró y amplió las instalaciones, convirtiéndolas en un destino de bienestar y salud. Hoy en día, estas termas son reconocidas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y albergan dos magníficos hoteles: el hotel Varinia Serena y el Gran Hotel Aqualange.
Pero más allá de su valor histórico y arquitectónico, las Termas de Alange son apreciadas por las propiedades curativas de sus aguas mineromedicinales. Provenientes de capas profundas de la tierra, estas aguas se enriquecen con energía alfa, proporcionando alivio para una amplia gama de dolencias, desde cefaleas hasta artrosis.
Las Termas de Alange no solo representan un remanso de paz y serenidad en medio de la naturaleza, sino que también constituyen un puente entre el pasado y el presente, recordándonos la importancia de preservar y valorar nuestro legado histórico-cultural.