En la apacible costa de la Riviera francesa, a mitad de camino aproximadamente entre Marsella y la frontera con Italia, se alza orgulloso un gran hotel de color rosado. Unas amables palmeras refrescan su fachada ruborosa y ante él se extiende una playa corta y deslumbrante.
Últimamente se ha convertido en lugar de veraneo de gente distinguida y de buen tono, pero hace una década se quedaba casi desierto una vez que su clientela inglesa regresaba al norte al llegar abril.
Hoy día se amontonan los chalés en los alrededores, pero en la época en que comienza esta historia sólo se podían ver las cúpulas de una docena de villas vetustas pudriéndose como nenúfares entre los frondosos pinares.
Éstas se extienden desde el Hôtel des Étrangers, propiedad de Gausse, hasta Cannes, a ocho kilómetros de distancia", escribe F. Scott Fitzgerald en Suave es la noche (1934), refiriéndose al Hôtel du Cap-Eden-Roc, en Antibes.

Su historia empezó en 1869, cuando el fundador del periódico francés Le Figaro, Hippolyte de Villemessant, construyó Villa Soleil para escritores que buscaban inspiración.
En 1887, el hotelero italiano Antoine Sella compró la propiedad y abrió el Grand Hôtel du Cap dos años más tarde. En 1914, se construyó el pabellón Eden Roc a 400 metros del hotel principal y el resto ya es historia.
Este hotel era un refugio para los famosos
Allí, Elizabeth Taylor y Richard Burton pasaron su luna de miel, George Bernard Shaw disfrutaba de sus veranos y Ernest Hemingway frecuentaba sus instalaciones junto a los Fitzgerald. Incluso dicen que Marc Chagall produjo varios bocetos en una de las 31 cabañas junto a la playa.
El hotel fue también el primer destino de Wallis Simpson y el príncipe Eduardo, los duques de Windsor tras la abdicación de él como rey de Gran Bretaña.

Se convirtió en el refugio de los Kennedy (incluso dicen que allí es donde comenzó el romance de Marlene Dietrich con Joseph P. Kennedy, padre del presidente John Fitzgerald y de los senadores Robert y Ted).
Sara y Gerald Murphy, un matrimonio de ricos expatriados estadounidenses (Dick y Nicole Diver, de Suave es la noche, se inspiran en ellos) dejaron unos días la vida social estadounidense para invitar a unas vacaciones a su glamuroso grupo de amigos de la generación perdida (la cohorte que alcanzó la mayoría de edad durante la Primera Guerra Mundial).
De hecho, en 1923 convencieron al dueño del hotel de que no cerrara el establecimiento en verano. La presencia estadounidense fue tal que el periódico The Chicago Tribune lanzó el suplemento Riviera, editado por el escritor y dibujante James Thurber. Eso sí, si le preguntas al conserje por la habitación de Scott y Zelda, no vas a recibir ninguna respuesta.

Porque en el Hôtel du Cap-Eden-Roc nadie habla de los huéspedes. El hotel ya no es de color rosado, sino blanco, pero sus amables palmeras siguen refrescando la fachada. La última gran reforma tuvo lugar en el 2011 y fue supervisada por la propietaria, Maja Oetker. Ahora cuenta con 40 habitaciones, 68 suites y tres villas.
El nuevo spa
El magnífico hotel ha inspirado incluso uno de los perfumes de La Collection Privée Christian Dior. Eden-Roc es una imagen olfativa de este cabo con una ubicación excepcional, que evoca el ambiente lujoso y soleado de este verdadero paraíso mediterráneo.
"Creé Eden-Roc con la imagen de una llegada por mar. La sal, el sol, la roca clara, la frondosa vegetación… Su estela es una imagen olfativa de este cabo y su ubicación excepcional. Sus notas se expresan para contar la historia del Mediterráneo: aromas marinos, flores y cítricos, olores aromáticos y la imagen de los pinos del sur de Francia...”, seña señala François Demachy, perfumista-creador de Dior.
Además, el perfumista de Dior añade que “el Hôtel du Cap-Eden-Roc es un mito de lujo y oxígeno, de refinamiento extremo y una simplicidad exquisita. Un perfume cobra vida cuando se usa. Un lugar cuando se habita. Por lo tanto, deseamos al Hôtel du Cap-Eden-Roc una larga vida".