Esta lista de películas es una receta médica. Su objetivo es facilitar la descongestión cerebral. La dosis de administración recomendada es la diaria. La vía de consumo es, en todo caso, la óptica. Cada uno de estos títulos debe suministrarse de forma racionada en momentos de pesadumbre moral con causa en tropiezos sentimentales, puntapiés hormonales, anegaciones laborales o enclaustramientos desencadenados por una pandemia vírica. Estas 13 películas reconfortan. Cumplen con la misión que se les encomienda, anglosajonamente, a las feel-good movies: te harán sentir bien.
De estas cintas el alma sale descansada. Cada una de ellas es una clase de pilates neuronal. Estiran y relajan el cerebro. Algunas, como Sing Street y Yesterday, masajean el espíritu. Se apuntan a la receta de Escuela de rock: la música es su principio activo. El entusiasmo por el arte entreteje uno de los subgéneros más fortalecidos de las películas feel-good. En esa cima, la primera bandera es la de la italiana Cinema Paradiso.
En el segundo cajón de las películas reconfortantes, sobresalen aquellas que rizan el alma. Y no son las que llevan en el lomo la etiqueta de comedia romántica. Las rom-coms no pertenecen de forma natural a la sección de las feel-good movies. En este apartado, el amor se incluye en los ingredientes, pero no sostienen el resultado. Las historias románticas que se cuelan en la categoría retuercen, en el mayor número de casos, la estructura tradicional.
Una feel-good movie debe elevar el espíritu. Pero de forma ligera. No componen un tratado audiovisual sobre la libertad individual o la solidaridad de clase. Una feel-good movie alivia. Como el efecto de unos dientes recién lavados o el del vapor de una ducha tan caliente que deja el espejo del cuarto de baño transformado en un simulador de miopía, las películas reconfortantes inducen en el espectador la sensación de serenidad. Propician el sosiego. Conceden la razón. Con sus finales y sus clímax, atusan las emociones. Las feel-good movies acomodan y acurrucan. Son un plato de pasta con queso fundido, un ColaCao caliente al llegar a casa una tarde de invierno, el cambio de unas Converse húmedas por unos calcetines forrados con el tejido peluchoso que las firmas de ropa low-cost desaconsejan, en el reverso de la etiqueta, acercar al fuego. Y estas 13 pueden ponerse el sello sin remilgos.