Vivimos en un mundo que glorifica el multitasking. Sí, parece que si no estamos ocupadas todo el día y no hacemos cosas productivas, no somos nada. Sin embargo, la ciencia nos revela una verdad inquietante: hacer varias cosas a la vez no solo no nos hace más eficientes, sino que puede ser un obstáculo para nuestro éxito. Como señala el neurobiólogo Jack Lewis en su libro La ciencia del pecado, ¿Por qué hacemos cosas que sabemos que no deberíamos hacer? (27,50 euros en Almuzara Libros),"la neuroplasticidad describe el proceso por el cual cualquier cosa que hagamos de forma regular e intensiva induce cambios físicos en el tejido de nuestro cerebro". Si entrenamos nuestro cerebro para dividirse constantemente entre tareas, ¿a qué resultados estamos condenándonos?
La promesa del multitasking resulta tentadora: hacer más en menos tiempo y seguir las pautas que marca la sociedad. Eso sí, esta práctica se basa en una idea equivocada. El cerebro humano no está diseñado para concentrarse plenamente en varias tareas a la vez. Jack Lewis explica que "nuestros cerebros son máquinas biológicas astutamente evolucionadas que se esfuerzan por minimizar las sorpresas", pero cuando intentamos abarcar demasiado, generamos confusión en lugar de eficiencia.
Películas como El diablo viste de Prada (donde vemos a dos de las actrices más destacadas del cine contemporáneos, Anne Hathaway y Meryl Streep) perpetúan la idea de que ser una supermujer implica equilibrar un trabajo demandante, la vida personal (algo que se complica por mil si optamos por ser madres) y una imagen perfecta. Pero incluso en el cine, los personajes que sobreviven a esta presión terminan abandonando el caos para encontrar un camino algo más relajado.
La creencia en que hacer muchas cosas a la vez nos hace más eficientes está profundamente arraigada y parece tener más fuerza con el avance del siglo XXI. No obstante, la ciencia nos revela una realidad distinta: el multitasking no solo disminuye nuestra productividad, sino que también afecta nuestro bienestar, físico y mental. Vamos a desglosar este mito apoyándonos en los descubrimientos presentados por Jack Lewis en su libro La ciencia del pecado, ¿Por qué hacemos cosas que sabemos que no deberíamos hacer? .

La ciencia del pecado
La ciencia del pecado ¿Por qué hacemos cosas que sabemos que no deberíamos hacer?, Jack Lewis
Qué es el multitasking y por qué parece tan atractivo
El multitasking, o realizar varias tareas simultáneamente, es un concepto que hemos aplaudido mucho, especialmente en un mundo hiperconectado como el nuestro. Parece que ser multitarea es el símbolo definitivo de eficiencia y éxito. En cierto modo, la investigación neurocientífica nos advierte sobre las limitaciones del cerebro humano. Como señala el neurocientífico, nuestro cerebro simplemente no puede enfocarse plenamente en más de una tarea cognitiva a la vez, por mucho que creamos que sí podemos hacerlo sin mayor consecuencia.

El precio invisible del multitasking
A nivel neurológico, intentar dividir la atención entre varias actividades tiene consecuencias negativas. Lewis defiende que, pese a que estamos preparados para las sorpresas, la rutina nos sienta bien, y en esta rutina no hay espacio para hacer cinco cosas a la vez. De hecho, si acostumbramos al cerebro a tanto frenetismo nace el fenómeno switching cost, que implica que nuestra mente necesita tiempo para readaptarse al cambio, lo que reduce la eficiencia a medio o largo plazo.
Además, la práctica constante del multitasking puede reducir nuestra capacidad de concentración. Según Lewis, "los circuitos cerebrales que se utilizan de forma regular e intensiva durante largos períodos de tiempo se fortalecen y refuerzan", pero eso no significa que debamos hacer varias tareas al mismo tiempo, de forma algo descontrolada. Si entrenamos nuestra mente a dispersarse constantemente, esta dispersión se convierte en un hábito difícil de romper.

¿Por qué insistimos en ser multitarea?
El multitasking se siente satisfactorio porque nos da la sensación de ser productivas. De hecho, no somos conscientes de cuánto se reduce la calidad de nuestro trabajo cuando intentamos hacer varias cosas a la vez. Esta ilusoria sensación de “falsa eficiencia” es comparable a creer que podemos ser protagonistas en varias series al mismo tiempo, cuando en realidad estamos descuidando el guion de nuestra propia vida.
Los efectos del multitasking en la memoria
Nuestra memoria también sufre con el multitasking. Según Lewis, “el cerebro humano tiene dificultades para retener simultáneamente más de siete datos en la mente”. Intentar hacer varias cosas a la vez hace que olvidemos detalles importantes, lo que afecta tanto nuestro rendimiento profesional como nuestra vida personal.
Un cerebro cansado no es un cerebro productivo
Lewis también hace hincapié en cómo el multitasking agota nuestra energía mental. Aunque no nos demos cuenta, el cerebro consume una cantidad significativa de recursos energéticos cada vez que realiza una tarea demandante. Esto significa que intentar procesar demasiada información simultáneamente puede llevarnos al agotamiento más rápido de lo que imaginamos.

Cómo ser más eficiente haciendo menos, consejos que podemos aplicar de forma relativamente sencilla
Prioriza lo importante
En lugar de tratar de abarcarlo todo, enfoca tu atención en lo realmente prioritario. Sabemos que es algo complejo, tanto en lo personal como en lo laboral, pero es un punto clave para evitar muchos dolores de cabeza. La habilidad de decir 'no' es una de las herramientas más poderosas para mantener nuestra salud mental y nuestra efectividad.
Crea bloques de tiempo
Otra recomendación de fácil aplicación es dedicar bloques de tiempo exclusivos a cada tarea importante. Este método, conocido como time blocking, no solo mejora la concentración, sino que también permite un uso más eficiente de nuestra energía mental. De poco sirve estar redactando un artículo si al mismo tiempo contesto a una llamada y respondo a un mensaje de texto. Cada cosa su debido tiempo.
Practica la atención plena
La atención plena o mindfulness puede ser un gran aliado. Es clave recordar que entrenar nuestra atención consciente mejora nuestra capacidad para resistir las distracciones y aumentar nuestra productividad. El propio Lewis recalca que "Goldman Sachs, JP Morgan y Barclays, por nombrar solo algunas, han invertido en cursos y retiros de mindfulness para su personal en un esfuerzo por reducir la tasa de agotamiento y enfermedades crónicas" . Realizar actividades físicas "suaves" con un guía, como yoga o pilates mat, puede ayudarnos a trabajar la concentración plena.

Descansa de verdad
Por último, recuerda la importancia del descanso de calidad. Dormir bien y desconectarte de las pantallas son formas clave de restaurar la energía mental. Un cerebro descansado es mucho más eficiente que uno fatigado y de eso no hay duda. "Si quieres dormir mejor, debes ser valiente y dejar tu móvil más allá del umbral de la puerta de tu habitación", aconseja el neurocientífico.
El multitasking y nosotras: una reflexión final
En un mundo que constantemente nos impulsa a hacer más, detenernos a reflexionar sobre cómo usamos nuestro tiempo es un acto de rebeldía. La ciencia nos dice que ser eficientes no se trata de hacer más cosas, sino de hacer mejor lo que realmente importa. Así que, la próxima vez que alguien presuma de su capacidad de hacer malabares con mil tareas, recordemos: nuestra mente es un recurso valioso. Cuidémosla como se merece y aprendamos a trabajar con ella, no en su contra.