La Alta costura (o Haute couture en francés) nació en el siglo XVIII de la mano de Rose Bertin, la diseñadora de la reina María Antonieta, uno de los primeros iconos de la moda que se recuerdan. Según la RAE, este término hace referencia a "moda realizada por un diseñador de renombre", pero la Alta costura esconde muchos más detalles. A grandes rasgos, se diferencia por ser moda hecha a medida, de forma artesanal (con la mínima intervención posible de la máquina de coser) y por emplear telas de una calidad extrema difíciles de encontrar. Exquisita y exclusiva, toda prenda realizada bajo las normas de la Alta costura tiene un aura especial.
Al pensar en Alta costura no podemos evitar imaginar los magníficos vestidos de tul de Giambattista Valli (sinónimo de alfombra roja), el magnífico legado de Riccardo Tisci al frente de la dirección creativa de Givenchy (una relación que duró 12 años y que nos regaló tanto momentazos que es imposible quedarse con uno solo) o el brillante trabajo que está realizando Maria Grazia Chiuri en el trono de Dior. En pocas palabras, ver un desfile de Alta costura es transportase a un mundo onírico protagonizado por prendas que una mortal difícilmente vestirá en su vida (más que por los evidentes motivos económicos, por la escasez de oportunidades de lucir un vestido dibujado con una cabeza de león gigante a lo Schiaparelli).
Tras esta explicación, ¿qué pensaríais al leer que Valentino ha inaugurado su desfile Alta costura otoño-invierno 2023/24 con un estilismo que puedes llevar un martes a la oficina? Cuesta creerlo, pero es una verdad como la copa de un pino (con ciertos matices, claro está). Pierpaolo Piccioli está cambiado las reglas del sector en muchos sentidos y su última gran idea es otro ejemplo de fenómeno.
El desfile, celebrado en el Château de Chantilly, ha causado un revuelto impresionante en redes sociales y entre las expertas de la moda que vemos incrédulas un nuevo horizonte. La primera imagen del desfile no tiene desperdicio: Kaia Gerber con un outfit que hemos visto (y vestido) más de un millón de veces en nuestra vida. Camisa blanca (de manga globo y abierta hasta prácticamente el ombligo) y pantalón vaquero, el combo más popular, versátil y poderoso. ¿La diferencia con otras ocasiones? En este caso, hablamos de dos prendas de Alta costura.
Como la propia firma ha explicado, aunque los vaqueros parezcan unos jeans convencionales, están elaborados con gazar de seda (un tejido ususal en moda nupcial). Asimismo, están completamente bordados con diminutas perlas nacaradas teñidas en 80 tonos de azul índigo para reproducir una textura denim real. Sencillamente, un trampantojo que se torna en obra de arte asombrosa.
Ante esta situación nos preguntamos si nos enfrentamos a una sorpresa de carácter puntual o si es el primer paso de un cambio de paradigma en la Alta costura con una estela infinita. El tiempo dará la respuesta a esta y otras muchas dudas.
