El discreto joyero de la familia real de Mónaco: piezas prestadas y muy pocas tiaras

Pese a lo que podamos pensar, la familia real de Mónaco es una de las pocas que carece de una colección llamada 'Joyas de la corona'.
El joyero de la familia real de Mónaco a examen

Pocas familias reales europeas han mantenido una relación tan directa y estrecha con la moda como la monaguesca. Como su madre, Carolina de Mónaco es ese icono de estilo moderno y elegante que necesitaban los Grimaldi. Tal es el ansia con el que necesitamos un toque de la familia real de Mónaco, que cada nueva foto suya es un titular que se vende solo.

Considerada como una de las mujeres más elegantes del siglo XX, Grace Kelly fue un ícono por derecho propio incluso antes de convertirse en princesa de Mónaco en 1956. Una reconocida actriz de Hollywood, fue y sigue siendo sinónimo de elegancia y sofisticación. A pesar de haber estado activa en la industria durante unos seis años, Kelly protagonizó imágenes que más tarde se convertirían en clásicos de la pantalla, como Rear Window y To Catch A Thief. Encarnaba todo lo que el público deseaba de sus protagonistas principales: una elegancia atemporal con un atractivo sexual sutil y una belleza innegable.

Por su parte, la hija de Rainero y la oscarizada actriz nació con un pan debajo del brazo en lo que a moda se refiere, desde el mismo día que nació en la biblioteca del Palais Princier, residencia oficial del príncipe de Mónaco fundada en 1191 como una fortaleza genovesa.

Heredera del estilo y la belleza de su madre, Carolina de Mónaco lleva dando lecciones de estilo desde que aprendió a pronunciar su primera palabra. A los cinco años, el diseñador Hubert de Givenchy le regaló un vestido exclusivo a medida. Mantuvo durante décadas una relación de amistad y confianza con el difunto Karl Lagerfeld, encargado de diseñar la ropa de la princesa en alguno de los momentos más importantes de su vida, para grandes eventos y galas. Carolina no solo fue musa e inspiración para Chanel, sino también confidente del creador de moda alemán. Carolina siempre vestida de Chanel y Lagerfeld como uno más de la familia real de Mónaco.

Pese a lo que podamos pensar de estas dos grandes mujeres de la moda, que a juicio de muchos críticos son los dos últimos grandes iconos Grimaldi, la familia real de Mónaco es una de las pocas que carece de una colección llamada 'Joyas de la corona' o 'Joyas de pasar'. Las joyas que cada uno de los miembros del clan real atesora son regalos o adquisiciones propias que han ido guardando para deleite personal.

Las joyas prestadas de Grace Kelly

Grace Patricia Kelly nació el 12 de noviembre de 1929 en Filadelfia, en el seno de una acomodada familia católica procedente de Irlanda. Su madre, de origen alemán, se llamaba Margaret Katherine Majer. Su padre, John Brendan Kelly, era un reputado empresario y también un conocido deportista que ganó varias medallas olímpicas en la especialidad de remo.

Si bien es cierto que la familia Kelly tenía una situación económica privilegiada, no tenía sangre azul, por lo que la joven princesa tuvo que pedir prestadas varias joyas como tiaras, diamantes y brazaletes para diferentes eventos.

La tiara Bains de Mer

La tiara Bains de Mer está diseñada con diamantes y rubíes engarzados en oro y platino. Fue creada por Cartier en 1956 con motivo de la boda de la futura princesa de Mónaco, y una de las curiosidades de esta pieza es que las tres piedras que decoran la cúspide se pueden separar y ser llevadas como collar o broche independientes. La Société de Bains de Mer, una empresa de Mónaco propietaria y fundadora del Gran Casino, la Ópera y el Hôtel de Paris en Monte Carlo, fue quien hizo el encargo de esta pieza a la joyería francesa.

La tiara de Van Cleef & Arpels

En 1966 y con motivo del Bal du centenaire, la princesa de Mónaco pidió prestada a la joyería Van Cleef & Arpels una tiara que había pertenecido a la Emperatriz Josefina, la primera esposa de Napoleón Bonaparte.

La tiara de diamantes y perlas de Charlotte

De todas las tiaras del joyero real monaguesco destaca la de diamantes y perlas que perteneció a la princesa Charlotte, duquesa de Valentinois, abuela de Carolina de Mónaco. Se trata de una pieza diseñada con diamantes y perlas suspendidas, ensartados en oro y platino. Fue creada por la casa Cartier como regalo de bodas de su esposo, el conde Pierre de Polignac, a su esposa Charlotte. Pero, esta historia parece no ser cierta, ya que el matrimonio se divorció en 1949 y Charlotte encargó la tiara en 1949, año en que su hijo se convirtió en el príncipe de Mónaco.

La tiara Fringe

Inspirada en los tocados rusos tradicionales, la tiara Fringe es una de las alhajas más valiosas del joyero real monaguesco. Regalo del príncipe Luis II a la princesa Carlota de Mónaco con motivo de su boda, siempre la ha llevado a modo de collar (como en el Baile de la Rosa en 2015).

La tiara de zafiros

Realizada con siete grandes zafiros y diamantes talla brillante y talla baguette, esta tiara fue un regalo de sus padres, el príncipe Rainero y Grace Kelly. No se trata de un juego completo, ya que se puede alternar la pieza como gargantilla o diadema en función del momento.

La tiara Brunswick

Heredadas de la familia Hannover, Carolina atesora dos piezas icónicas: la tiara floral y la tiara Brunswick (la de la imagen). La segunda perteneció a la emperatriz Josefina, primera esposa del emperador Napoleón Bonaparte.

En 1913, la pieza llegó a manos de Hermann Jürgens, un reputado joyero de la corte sajona, quien se encargó de arreglar varios desperfectos para que la tiara estuviera lista para la boda de la princesa Victoria Luisa de Prusia con el futuro duque de Brunswick. Esta unión supuso el fin de décadas de siglos de enfrentamiento entre los Hannover y los Hohenzollerne tras la anexión del reino de Hannover al reino de Prusia.

Las joyas de Charlène

Desde que se comprometió con el príncipe Alberto, la princesa Charlène ha comenzado su propia colección de joyas. La mayoría de ellas están vinculadas con el agua, como la tiara Espuma de Diamantes (Baumer Aigrette Tiara) y la tiara Océano, ambas creadas con motivos marinos que le recuerdan a su etapa como nadadora olímpica.

Tiara de Lorenz Baümer

El príncipe Alberto II de Mónaco encargó esta tiara de diamantes para su nueva esposa, la princesa Charlène, en 2011. El creador de la pieza, Lorenz Bäumer, se inspiró en la destreza acuática de la princesa y la ubicación marítima del principado, creando una tiara que representa la fuerza del mar y a la cresta de una ola. La joya está engarzada con diamantes combinados con oro blanco y sus 11 varillas terminan en un diamante de ocho quilates.

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