Las asanas es para ti, sea cual sea tu condición física.
Las asanas y los pranayamas sirven para activar los centros energéticos, depurar los canales de energía y distribuir la energía por todo el cuerpo. Las capas y energías internas requieren de más tiempo para identificarse, pero están y llegan con una práctica regular, asidua y amorosa, donde exista la fe y la verdad en uno mismo.

En pies. Podemos conseguir estirarlos y aflojar la tensión de sus articulaciones, mejorar el equilibrio y la movilidad de la columna vertebral y, aportar sensación de ligereza y comodidad cuando se está de pie. (Ej: Samastitih).
En pecho, esternón, hombros y clavículas. Al expandirlos y relajarlos se mejora la postura corporal, se alivia de dolencias el pecho, el corazón físico y energético se abre y desarrolla en nosotros confianza en nuestra intuición y una disposición a aceptar las cosas como son, consiguiendo aceptación en nosotros y el resto desde el amor. (Ej: surya-namaskara A y B).
En piernas. Ganamos fuerza y flexibilidad de los músculos y articulaciones de éstas con las posturas de pie. Mejoramos la circulación por todo el cuerpo y disminuye la rigidez de las grandes articulaciones (rodillas, caderas y tobillos). Unas piernas fuertes nos ayudan a tener una sensación general de bienestar y no fatiga. (Ej: virabhadrasana A-B, “guerrero”).
En abdomen. Cuando estamos fuerte y elásticos en esta zona, damos un buen equilibrio a nuestro cuerpo entero. Protegemos además órganos internos y se estimulan para funcionar mejor. (Ej: Navasana).
En coxis y órganos sexuales, la base de la columna vertebral, el origen de la fuerza corporal que cuando está fuerte se siente ligero y ágil. Fortalecer y adquirir control sobre los músculos que rodean el ano y el recto puede ayudar a curar dolencias como hemorroides. Cuando los músculos de los órganos sexuales son fuertes, mejora la calidad de los espermas y óvulos. (Ej: Janu-sirsasana).
En brazos y manos. Mayor estiramiento, fortalecimiento e impulso de la circulación de la sangre. Los brazos adquieren fuerza y las manos calor y conseguimos que se refine el sentido del tacto. (Ej: parsvottanasana).
En pelvis y caderas. Más fuerza y flexibilidad en caderas, mayor profundidad a la postura. Las asanas que se centran en la región de las caderas fortalecen el vientre, reduciendo por ejemplo el riesgo de abortos y facilitando el parto. Así conseguimos que la energía de los chakras inferiores fluyan sin restricciones al resto del cuerpo. (Ej: baddha- konasana).

En cabeza y cerebro. Abastecen a estas zonas de oxígeno nuevo, vitaminas y oligoelementos, podemos sentir una mejor circulación sanguínea. Tienen un efecto positivo en la calidad de nuestro pensamiento y nos hacen sentirnos rebosantes de energía. (Ej: sirsasana)
En la garganta. Fortalecen los músculos, aportando mayor amplitud de movimiento y ayudan en el aparato respiratorio. (Ej: sarvangasana)
¿No te parece todo increíble?
De verdad, no necesitas ser nadie para empezar. Solamente estar dispuesto/a a escuchar tu cuerpo, a conectar contigo en silencio y superar tus miedos y límites mentales.
Vas a ser capaz y yo estoy aquí para ayudarte.