La virgen roja sorprende y siempre para bien. Esta especie de cuento gótico es ya la mejor obra de Paula Ortiz, quien capta a la perfección todos los matices de los personajes, sus aspiraciones, anhelos y preocupaciones.
La historia de Hildegart Rodríguez conmocionó a España en una época convulsa donde las mujeres empezaban a reclamar derechos y los hombres se negaban a verlas como iguales. Paula Ortiz logra con esta adaptación una obra de arte que merece ser vista y disfrutada con total atención.
Con una narración de cuento, Najwa Nimri se mete en la piel de Aurora, una mujer capaz de llevar su fanatismo hasta los límites más insospechados. Una avanazada a su tiempo que, en un momento clave de su vida, decide tener relaciones con un cura porque "jamás me quitará a mi hija".

Embarazada de un cura y con una mente brillante, Aurora se propone criar a "la mujer del futuro". Una joven que obedecerá todas sus órdenes, que leerá y escribirá con dos años, que realizará ensayos dignos de los mejores filósofos de la época. En definitiva, una niña prodigio que servirá al plan de su madre para hacer del mundo un lugar mejor.
'La virgen roja' y el fanatismo de una madre
El objetivo de Aurora es simple: su hija no puede dejarse llevar por el amor, la amistad o los sueños. Está en el mundo con un único propósito: transformar la sociedad desde dentro. Pero, los deseos no siempre se cumplen y aunque parezca imposible para Aurora, su hija Hildegart siente, ama y vive. Por eso, cuando conoce a Abel (Patrick Criado), un apuesto líder de las juventudes socialistas, el plan de Aurora se viene abajo.
Hildegart, interpretada por una superlativa Alba Planas, necesita escapar de los asfixiantes brazos de su madre. La muchacha lleva toda la vida sometida y después de salir al mundo real, no quiere volver a esa jaula a la que Aurora llama hogar. Por eso se escapa, se encuentra a escondidas con ese chico de izquierdas que le hace descubrir el amor y decepciona una y otra vez a su madre, desatando su ira y su solución final: matarla tras el fracaso de su gran proyecto.

Recordamos que, en la vida real, Aurora asesinó a su hija al ver que se negaba a doblegarse a sus mandatos. La cámara, siempre en movimiento, pero sin dar dolor de cabeza, capta a la perfección la intimidad de los personajes, mientras los analiza al máximo con primerísimos planos. Paula Ortiz refleja de una forma muy especial la revolución cultural, política y social que marcaron los convulsos años de la II República.
El fin no justifica los medios
El guion, de Clara Roquet (Goya a la Dirección Novel por 'Libertad') y Eduard Sola, te traslada a aquellos años sin necesidad de haberlos vivido. El grito desesperado por la libertad, la necesidad de cambio y la ambición desmedida de una madre por hacer de su hija una leyenda te enamoran y desquician a partes iguales. Porque La virgen roja te enseña que, el fin, no siempre justifica los medios. Que una madre también puede convertirse en una mala persona. Y que una hija, no le debe nunca la vida a su madre.
Lo más curioso de esta historia es que, el perturbador caso de Hildegart se olvidó con la Guerra Civil. Más de treinta años tardaron en recuperarlo, gracias en parte al libro Aurora de sangre, del periodista Eduardo de Guzmán, encarnado en el film por un inesperado pero acertadísimo Pepe Viyuela, que abandona la comedia para meterse de lleno en este desgarrador thriller en un registro dramático inusual en él.
Alba Planas, la consagración de una estrella
Las que hemos crecido viendo a Alba en series como SKAM, no podemos evitar sentir un orgullo inmenso al ver el crecimiento de la joven como actriz. Planas es capaz de interpretar cualquier personaje sin inmutarse. Lo mismo te hace de lesbiana rebelde en Express, serie que protagoniza junto a Maggie Civantos, que trabaja de la mano de rostros del cine español como Blanca Portillo o Marta Hazas sin despeinarse en la increíble, Días mejores, disponible en Prime Video.
Pero, sin duda, es Hildegart el personaje que le ha llevado a lo más alto. Su forma de mirar a cámara, ese discurso feminista a mitad de la película que te pone los pelos de punta. Su mirada, llena de verdad y sufrimiento por el pueblo. Hildegart fue una joven prodigio que luchó por cambiar las cosas y Alba ha sabido captar su esencia a la perfección.
Un discurso feminista necesario en el siglo XXI
"Nos parecía una buena oportunidad para aportar nuestra visión en los debates de un partido que, a pesar de jactarse de buscar la igualdad entre todos los individuos de esta sociedad, ha ignorado sistemáticamente a la población de este país: las mujeres. Sabemos que la lucha de clases es el motor principal. Precisamente por eso hablaré de algo que habéis decidido pasar por alto en esta lucha. Son ya ocho las víctimas en lo que va de mes, entran a violar en sus casas y de paso las violan. Miles de mujeres son violadas, miles de mujeres mueren en los partos. Miles de mujeres son apalizadas a diario", comienza diciendo Hildegart (Alba Planas), ante la atenta mirada de los miembros del Partido Socialista.
"Por qué soy la única mujer que merece vuestro respeto?
Hildegar concluye diciendo que "Todas nosotras vivimos alerta. Sin embargo, leo las actas de vuestras últimas reuniones y no hay rastro alguno de lo sucedido. Ni una sola reflexión. ¿Por qué? ¿Es porque somos invisibles o porque no os importamos? Mirad esta sala, hay más de 70 hombres y tan solo dos mujeres, pero es un placer contar con mi presencia hoy aquí. ¿Por qué? ¿Por qué soy la única mujer que merece vuestro respeto? ¿Alguien se ha preguntado por qué la mujer española lleva encima veinte siglos de retraso? Si las mujeres españolas tuvieran la suficiente independencia de visión ante el panorama universal, sentirían una recóndita vergüenza que no merecen. Si queréis una España más libre y más justa, empezad por hacer de este espacio un lugar más libre y más justo. La revolución se hace cuando el pueblo es libre y está preparado. No cuando el hambre, el dolor y la ira lo han llevado a un estado de irresponsabilidad".
Este increíble discurso, ambientado en los años 30, podría servir perfectamente para ponerlo en práctica hoy, teniendo en cuenta la profunda crisis que atraviesa el feminismo. Hildegart nos enseñó que, para poder luchar, es obligatorio que estemos en igualdad de condiciones. Hildegart nos mostró un camino de transformación tan necesario en su época como en la nuestra. Y Alba Planas es la encargada, con solo 24 años, de abrirnos los ojos de la forma más bonita.
Un final épico
La realidad supera tantas veces la ficción... Y la historia de Hildegart es justamente eso, una película de esperanza que se convierte en una cinta de terror a medida que avanzan los minutos.
El film culmina con el asesinato de la joven a manos de su madre y de la forma más cruel. No os cuento el final porque prefiero que flipéis vosotras mismas. Pero cuidado, no esperes que corten detalles o escenas escabrosas porque se ve absolutamente todo y ya te aviso, vas a llorar un montón.