Carolina de Mónaco es la abuela más elegante del reino, paseando por las calles con su primer nieto en brazos y por aquel entonces, allá por el 2015, estábamos celebrando los diez años del reinado de Alberto II. Alexandre, por aquel entonces era muy rubio, como su propio padre Andrea Casiraghi. Fue en esta cita oficial cuando lanzó miradas enfurruñadas y miradas al público en una de sus primeras (y muy raras) apariciones públicas.
La hija de Grace Kelly, como toda abuela que se precie, asumió la ardua tarea de abrazarlo y vigilarlo, incluyendo suaves caricias y dulces palabras para consolar las (comprensibles) rabietas del niño. Y todo sin perder nunca su habitual clase y elegancia, que para las princesas de Montecarlo es casi un deber moral establecido desde el momento en que su madre llegó a la corte, que nunca podría fallar, sobre todo en un momento como ese.

Combinación sencilla y elegante

Como no podía ser menos, la princesa escogió uno de sus sofisiticados looks con los que nos lleva sorprendiendo desde joven. Para la ocasión, lució un vestido blanco lencero de media manga, con elegantes drapeados sinuosos. que caían sobre el vestido, aportando movimiento.
Como complemento, escogió un bolso al hombro en los mismos tonos con plumas y bordados. Y, como último detalle digno de mención, llevaba unos tacones altos y finos, evidencia de una abuela refinada y que, definitivamente, seguía muy atenta a las últimas tendencias. La hermana pequeña de Alexandre y segundo hijo de Andrea, y su esposa de apenas tres meses estaban desaparecidas.

A pesar de las suntuosas celebraciones, la atención de Carolina estaba toda para el niño, del que no podía quitar los ojos de encima. Tan pronto como terminó la ceremonia, corrió inmediatamente a casa para hacer algo a lo que toda abuela nunca puede resistirse: mimar a su nieto como es debido. Y en Montecarlo no tiene por qué ser difícil.
El blanco, la apuesta segura de la princesa

El blanco inspira pureza, delicadeza y sofisticación. Estas características las conoce muy bien la princesa de Mónaco, quien, en muchas ocasiones, apuesta por estilismos con colores enutros como el blanco.
La pudimos ver en la cita oficial en 2015 y a lo largo de este tiempo, quien no pierde esta tradición acudiendo a otros eventos oficiales con prendas claras. Fue en la gala del Principado de Mónaco el pasado año luciendo una blusa blanca con cuello y escote pico con un detalle de un lazo negro. Esta simpleza es lo que hace que la hija de Grace Kelly sea la elegida en la que se inspiran sus hijos y nietos.
Este artículo se publicó originalmente en Marie Claire Italia. Traducción y adaptación: Paula Manso.