La entrada está cerrada y hay que llamar a un telefonillo. Enfrente, la Puerta de Alcalá aguanta impertérrita el asedio de turistas y coches que la rodean. Cuando la del edificio por fin se abre, un cuadro de gran tamaño, cualquiera diría que un Linchtenstein –en realidad lo firma el británico D*Face–, recibe al visitante, que también puede disfrutar de Mural, una obra de Grip Face, mientras sube en el ascensor de paredes de cristal y dimensiones industriales.
Hace aproximadamente año y medio que Espacio Solo abrió sus puertas en Madrid para albergar la colección de arte del mismo nombre. Sin haber realizado apenas comunicación, esta peculiar institución que se autodefine como "museo privado" ha querido mantenerse en un discreto segundo plano mientras afinaba su propuesta cultural y el uso de sus salas, convertidas en objeto de deseo para la realización de los eventos más exclusivos. Estos días, esas mismas salas acogen la exposición del artista Mu Pan, la primera abierta al público y la que marca de alguna forma la puesta de largo de un enclave llamado a ser la residencia del arte más actual en Madrid.
Espacio Solo es el proyecto con el que David Cantolla, cocreador de Pocoyó, y su pareja Ana Gervás, empresaria y una de las herederas del imperio Mahou, han decidido exponer su colección y ayudar a divulgar el arte que más les gusta. Ninguno de los dos pone su cara ni su voz a este proyecto porque, explican, quieren que todo el protagonismo lo tengan los artistas y sus obras. El que habla en su nombre es Pablo Martínez, un ejecutivo de finanzas y amigo personal de la pareja que ha acabado siendo su CEO. "David y Ana llevaban años coleccionando arte y buscaban que la colección fuera algo más, que contara historias, que ayudara a creadores… Tenían este espacio y querían que los artistas pudieran contar con su programa para divulgar sus creaciones". La colección abarca unas 600 obras de 150 artistas, que encontraron un perfecto display en este piso de 1.300 metros cuadrados proyectado por el estudio de Juan Herreros en el edificio Millenium, una de las direcciones más exclusivas de España.

"Este es un proyecto absolutamente personal de David y Ana –subraya Martínez–. Yo lo único que hago es implementar esa visión con el equipo que hay y que formamos unas diez personas. No hay otra visión. De hecho, no se ha querido contar con una figura como la de un comisario, un director artístico o algo parecido". La colección cuenta con obras de Neo Rauch, Juan Díaz-Faes, Raymond Pettibon, Takashi Murakami, Okuda San Miguel y otros nombres clave del arte contemporáneo más figurativo, del pop surrealista o del arte urbano.
Pintura, dibujo y grafiti conviven con animación en vídeo, esculturas que a menudo parecen juguetes y retazos de cómic y viñetismo. Hay piezas tan llamativas como Astroborg, el astronauta de tamaño natural obra del coreano Coolrain Lee que descansa en el nicho de una de las ventanas. O Psychogeography 87, el espectacular collage, emparedado en diferentes capas de cristal para generar un efecto corpóreo y muy humano, que firma el americano Dustin Yellin.
Lo que se exhibe en Espacio Solo es solo el 30% de la colección. Otras piezas se reparten en las casas particulares de la pareja y en las residencias de artistas que tienen en Madrid y Cantabria. El mecenazgo, de hecho, es otra de las patas del proyecto. "Tenemos diferentes programas dependiendo de en qué momento de su carrera se encuentre un artista. Han adquirido otro espacio en Madrid, que será la alternativa comercial al de la Puerta de Alcalá. Mientras que este solo se puede visitar bajo cita previa, el nuevo estará a pie de calle, con las puertas abiertas al público de paso. Será a la vez galería, restaurante y coworking y venderá obra. Un proyecto con tres años por delante para que terminen las obras. El tiempo necesario para que el imperio Solo –el nombre indica que "Solo" importan los artistas, las obras, la colección– acabe de asentarse como una de las instituciones privadas del arte más importantes, y singulares, de nuestro país.
El artista

Como en las películas de Tarantino, la mezcla de violencia y humor define la obra de Mu Pan. Hay también referencias comunes entre el director de cine y este artista de origen taiwanés formado en EE. UU. y con estudio en Brooklyn. Por ejemplo, Bruce Lee. Su figura fue la primera de las infinitas que pintó en Mu Pan’s Garden of Earthly Delights, el homenaje a El jardín de las Delicias que la Colección Solo le encargó para celebrar el quinto centenario de la obra magna de El Bosco. Este enorme tríptico es la pieza central de la muestra Mu Pan y otras bestias, que Espacio Solo dedica al artista hasta el 26 de julio –aunque parece que será prorrogada–. La exposición traza una suerte de retrospectiva de la obra del artista, a la que acompañan algunas piezas de otros que comparten características con las suyas.
El recorrido se inicia con algunas tablillas de Ukiyo-e, el tradicional arte gráfico japonés que es una de las fuentes de inspiración de Mu Pan. "También lo son los maestros flamencos, o las miniaturas indias. Pero de Ukiyo-e me gusta que todo es más profundo y más difícil si muestras un gesto o un objeto con líneas simples. Ese trazo tan aparentemente sencillo puede llevar años de aprendizaje", afirma. Él también demuestra una enorme precisión en sus obras, llenas de diminutos detalles plasmados con bolígrafo, en el caso de sus dibujos, o con pinceles a los que les recorta buena parte del pelo para que sean más precisos, cuando se trata de pintura. Las gafas se han hecho imprescindibles para su trabajo. "Ya no veo de cerca, he sobreexplotado mis ojos", se lamenta divertido.
El recorrido se inicia con algunas tablillas de Ukiyo-e, el tradicional arte gráfico japonés que es una de las fuentes de inspiración de Mu Pan. "También lo son los maestros flamencos, o las miniaturas indias. Pero de Ukiyo-e me gusta que todo es más profundo y más difícil si muestras un gesto o un objeto con líneas simples. Ese trazo tan aparentemente sencillo puede llevar años de aprendizaje", afirma. Él también demuestra una enorme precisión en sus obras, llenas de diminutos detalles plasmados con bolígrafo, en el caso de sus dibujos, o con pinceles a los que les recorta buena parte del pelo para que sean más precisos, cuando se trata de pintura. Las gafas se han hecho imprescindibles para su trabajo. "Ya no veo de cerca, he sobreexplotado mis ojos", se lamenta divertido.

No hay descanso en las obras de Mu Pan, por las que desfilan cientos de personajes en actitudes casi siempre agresivas. Los monos son una obsesión, "una especie de miniatura de las personas, de la sociedad". Criado en las culturas pop de Japón y Hong Kong, del manga a los monstruos de Toho (la productora nipona creadora de Godzilla), otros de sus personajes más distintivos son los sharkuzas, unos tiburones con cara de gángster que protagonizan desde dibujos hasta las pequeñas esculturas que hace con papel. Contar historias y perturbar a la gente es lo que le mueve a la hora de crear sus imágenes.