Aitana Sánchez-Gijón: "Los conflictos familiares son lo que más altera mi equilibrio emocional"

Aitana Aánchez-Gijón vuelve al cine con Que nadie duerma, la novela homónima de Juan José Millás.
Aitana Aánchez-Gijón
Aitana Aánchez-Gijón Que nadie duerma - Antonio Rubial

Lucía (Malena Alterio) pierde su empleo como programadora informática y decide dar un giro a su vida comenzando a trabajar como taxista. Recorriendo las calles de Madrid, Sara (Aitana Sánchez-Gijón [Roma, 1968]) será una de las clientas que se suba a su taxi. 

Entre ambas se creará un vínculo muy especial mientras Lucía se embarca en una venganza contra aquellos que le han robado su propia historia y de los que nunca debió fiarse. Así discurre la nueva cinta del director Antonio Méndez Esparza, Que nadie duerma, que se estrena el 17 de noviembre en cines.

La película está basada en el libro homónimo de Juan José Millás. ¿Lo habías leído antes?

No, lo leí a raíz de hacer la película y me pareció fascinante. Tiene el sello de Millás, percibir el mundo entre lo onírico y la realidad. Antonio Méndez ha dado un giro a la novela plasmándola en el cine de una manera muy perturbadora e inquietante.

¿Qué genero crees que describe la película?

La película tiene un fondo muy oscuro, pero también hay algo de justicia poética en ella con el personaje protagonista. Lucía tiene una vida bastante triste y llena de sinsabores, soledad y frustración, y a través de esta historia, un poco de terror, va consiguiendo esta justicia poética tremenda, pero con la que el espectador empatiza.

¿Cuál crees que ha sido el giro más importante que has dado en tu vida?

Siempre he tenido la suerte de poder dedicarme a lo mío, pero quizá el momento en el que di un cambio fue cuando sentí la necesidad de utilizar mi cuerpo de una manera más integral, de arriesgarme e ir más allá de mis propias capacidades.

Tras la película, ¿sientes algo distinto cuando coges un taxi?

La película te hace pensar en que los seres humanos, como la persona que va al volante en un taxi, tienen historias muy complejas.

¿Crees que la película representa a la sociedad actual?

Retrata la situación de mucha gente que vive al límite, la precariedad de los trabajos y las situaciones económicas insostenibles. También, la soledad que vivimos en las grandes ciudades. 

En un pueblo todos están pendientes de todos. Se sabe que una persona mayor se encuentra bien porque ha bajado a comprar el pan, pero si lleva tres días sin aparecer, la gente se preocupa. Esto no ocurre en las ciudades.

Cualquier persona, por buena que sea, ¿crees que puede explotar en algún momento?

Creo que sí, explotar no tiene nada que ver con la bondad, tiene que ver con el dolor acumulado y con la imposibilidad de expresarlo, de canalizarlo de una manera liberadora y constructiva. La ira es fruto de una frustración muy grande y de la incapacidad de manejar el dolor.

¿Qué es lo que más te altera el equilibrio emocional?

Los conflictos familiares.

El año que viene te veremos en el teatro con La Madre, ¿qué te gusta de cada género?

Del teatro me gusta ese ritual laico que se produce cada noche, el poder hacer el viaje completo, de principio a fin, cada día. El cine me sigue pareciendo un reto. Poder armar ese puzzle con coherencia y verdad.

En lugar de dispersar la energía, lograr concentrarla en esos segundos en los que el director dice 'acción'. Tienes que ser muy preciso y certero en lo que haces en ese momento. Cada medio tiene su reto.

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  • Magdalena Fraj