Hoy se cumplen cien años del nacimiento de uno de los grandes iconos del cine americano. Marlon Brando llegó al mundo un 3 de abril de 1924 en Los Ángeles, California. Creció en Omaha, en el estado de Nebraska, con el mismo nombre de nombre de su padre, el productor Marlon Brando Sr.
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— Classic Hollywood(GP) (@CHC_1927) April 3, 2024
Le encantaba el cine y el teatro, afición que le inculcó su madre desde pequeño, pues ella era actriz y pasó más de media vida trabajabando en teatros locales. Perfecto imitador casi desde la cuna y adolescente rebelde, Marlon fue expulsado de varios institutos hasta que decidió marcharse a Nueva York para estudiar interpretación primero en la The New School y después en el famoso Actor's Studio.

Después de actuar en Brodway, el histrión debutó en la gran pantalla, participando en la película de 1950, The Men, una historia sobre veteranos de guerra que terminaron con alguna discapacidad. Obsesionado con mimetizarse con su personaje, Brando pasó un mes en un hospital militar para preparar su papel. Y de ahí al cielo.
Arrasó un año después con Un tranvía llamado deseo, película con la que obtuvo su primera nominación al Oscar. Pero no la última. En los tres años siguientes recibió otrasnominaciones por su actuación en Viva Zapata, Julio César y On the Waterfront (La ley del silencio). Por esta última Brando ganó el Óscar de Hollywood.

En los años 70, Marlon Brando experimentó un cambio físico notable, pasando de ser atlético a tener tendencia al sobrepeso y llevar un estilo de vida huraño y aislado, lo que lo hizo casi irreconocible. Su interés en actuar disminuyó y solo buscaba trabajo cuando necesitaba dinero. Brando prefirió vivir alejado en su isla privada en Tahití, lo que redujo el interés de los productores en él para nuevos proyectos.
Sus cambios de humor, sus problemas de autoestima, sus tormentosas relaciones con mujeres y hombres y un trauma de una primera experiencia sexual a los cuatro años que cambió para siempre su personalidad convirtieron a Marlon en un hombre complicado y violento. Un atractivo don Juan que escondía demasiada oscuridad en su interior...
"Una bestia sexual"
Nunca lo ocultó, Marlon Brando aseguraba que estaba loco y que era adicto al sexo. El histrión disfrutó de una vida marcada por el exceso en sexo, comida y alcohol. Se describía a sí mismo con una "bestia sexual" y afirmaba que tenía "mujeres entrando por la puerta y saliendo por la ventana constantemente". Tuvo 11 hijos legítimos de varias madres distintas y no fue precisamente un padre ejemplar.
Brando siempre arrastró grandes traumas de la infancia, como la adicción de su madre al alcohol. Según él mismo afirmó, nunca superó que ella "prefiriese beber a cuidarnos". Cuando le abandonó a él y a toda la familia durante un periodo de tiempo una niñera llamada Ermie se hizo cargo de Marlon.

El actor aseguró que solían dormir juntos y desnudos y que una noche, cuando él tenía cuatro años, tuvieron una experiencia sexual. Se sentó sobre la mujer y, tal y como recordaría años después, "sentí que era solo mía". .
Cuando Ermie le dejó, Marlon quedó sumido en un profundo mar de tristeza, pues tuvo que quedarse con su padre, un hombre alcohólico que solo tocaba a su hijo para pegarle. Harto de las continuas palizas y sin haber terminado el instituto, Brando se fue de casa.
Fetiches peligrosos
Marlon Brando no era el típico actor de Hollywood y llevó un estilo de vida extremo. Se pegaba atracones de comida que casi siempre terminaban en vómitos y organizaba peculiares fiestas en la que todos los invitados debían ir desnudos. También era muy excéntrico en su vida laboral y cada vez que contrataba a una nueva secretaria le advertía sobre su compleja personalidad y adicción al sexo.

Marilyn Monroe, Grace Kelly, Ava Gardner, James Dean, Rock Hudson y Cary Grant son solo algunos de los famosos que pasaron por la cama del actor. En los 70, el mismo reconocería que había mantenido relaciones sexuales con hombres a lo largo de toda su vida.
Se acostaba con varias personas distintas cada día y se relacionaba con mujeres con problemas mentales. Varias de ellas, de hecho, intentaron quitarse la vida. Una de esas mujeres fue Rita Moreno, conocida por West Side Story. Esta actriz intentó suicidarse tras perder al bebé que esperaba junto a Marlon Brando.

En una ocasión, Rita, que estuvo con Brando 8 años, confesó que no se portaba bien con las mujeresy aseguró que la "maltrató de muchas maneras". "Era muy emocionante estar con Marlon (...) Era extraordinario en muchos, muchos sentidos, pero era un mal hombre. Era un mal hombre cuando se trataba de mujeres".

La relación con el atractivo James Dean tampoco fue mucho mejor... Dean se obsesionó con él y era habitual verle presumiendo de las quemaduras de cigarrillos en todo el cuerpo que le había hecho Brando. Nunca se supo realmente qué tipo de relación mantuvieron, pero varias biografías de Dean afirman que se trató de una sadomasoquista.
Un padre que no sabía contar
Siempre se ha rumoreado que Brando jamás se hizo cargo de sus hijos e incluso se llegó a decir que nunca supo realmente cuántos tenía. Según su biografía, el actor calculó que solo durante su época de estudiante dejó embarazadas a unas diez chicas. Al final, Brando reconoció a11 de sus múltiples hijos, pero seguro que dejó olvidados muchos que había tenido fuera del matrimonio.
Estuvo casado con Anna Kashfi (1957 a 1959), Movita Castaneda (1960 a 1962) y Tarita Teriipia (1962 a 1972), pero siempre dijo que "me gustan todas las mujeres: lindas, feas, gordas, flacas…, y como la mayoría de los hombres, tuve relaciones homosexuales y no me avergüenzo. En lo más profundo me siento ambiguo. El sexo carece de precisión. Paradójicamente, el sexo es asexual".

Terminó sus días en la más absoluta soledad y atravesado por la tragedia: el suicidio de su hija Cheyenne y la entrada en prisión de su hijo favorito, Christian, por asesinar al novio de su hermana para evitar que la diese una paliza.
Pesadilla en el set
En la última etapa de su carrera, Marlon Brando optó por no memorizar sus guiones, argumentando que así podría actuar de manera más natural. Sin embargo, esta práctica le ocasionó conflictos con directores y compañeros, ganándose una reputación de ser un actor difícil, percepción que se intensificó con el tiempo.

Sus excentricidades llegaron a su punto más álgido en los Oscar de 1973. Brando envió a una activista india a rechazar la estatuilla como protesta por el trato que recibían los nativos americanos en Hollywood, pero no tardó en descubrirse que la joven era en realidad, una actriz mexicana.
La violación de Maria Scheinder
El último tango en París (1972), fue la última película del director Bernardo Bertolucci y también la más polémica. La historia, marcada por la turbulenta relación entre sus protagonistas, interpretados por Maria Schneider y Marlon Brando, quedó para siempre en la memoria de los espectadores por una controvertida escena.
Hablamos de la violación con mantequilla de Brando a Scheinder. En 2007, la actriz reveló sentirse humillada y violada durante el rodaje de dicha escena, un sentimiento que compartió antes de su fallecimiento en 2011.
"Debí llamar a mi agente o tener a un abogado en el rodaje porque no puedes forzar a alguien a hacer algo que no está en el guión, pero yo no lo sabía", aseguró Schneider, quien rodó la película con 19 años cuando aún virgen.
Nueve años después era el propio Bertolucci el que aseguraba que la misma mañana del rodaje pactó con Marlon Brando que usara mantequilla a modo de lubricante y que no le dijeron nada a Schneider.
En definitiva, Marlon Brando fue un actor excepcional que reintentó el arte del cine actuando como si no fuese un verdadero actor, aportando naturalidad a cada escena, pero también sufrimiento, excentricidad y dolor.
Traumas infantiles, hijos repartidos por todo el mundo, enemistad con directores... Marlon Brando pasó sus últimos años solo y obeso. Frecuentaba a menudo el rancho Neverland de Michael Jackson y debatía sobre política en internet, llegando a borrarle varias cuentas por sus polémicos comentarios. Un mito que hoy, cien años después de su nacimiento, vemos desde otra perspectiva mucho más objetiva, sin centrarnos tanto en su belleza y poniendo el foco en sus instintos más primarios y peligrosos.