El running se ha convertido en una de las actividades físicas más populares, pero, al mismo tiempo, está rodeado de mitos y creencias erróneas, especialmente entre las mujeres de mediana edad. Ya sea por inseguridad, falta de información o recomendaciones mal entendidas, muchas veces se evita este deporte por miedo a lesionar o no estar lo suficientemente preparada.
En este artículo, desmentimos 7 mitos comunes sobre el running que podrían estar frenando tu impulso para ponerte las zapatillas y empezar a disfrutar de los beneficios de correr. Si alguna vez pensaste que correr no era para ti, sigue leyendo: te sorprenderá descubrir lo que es verdad y lo que no sobre esta saludable práctica.
1. Sudar adelgaza
Se ha dicho en numerosas ocasiones que sudar adelgaza y, por ello, son muchas las personas que hacen ejercicio muy abrigadas para sudar más. Es un error. Al sudar, perdemos líquidos y si no dejamos que el cuerpo transpire, podemos deshidratarnos. Es cierto que el running adelgaza, pero solo si lo tomamos como un hábito constante y vamos aumentando el tiempo de carrera, no lo logramos por sudar más.

2. Una runner no hace pesas
Existe un mito muy extendido que asegura que una runner no debe hacer ejercicios con pesas, porque desarrollaría mucho el volumen de la musculatura y eso resta velocidad. Es falso. Entrenar con pesas no es hacer halterofilia a nivel de culturistas, es tonificar y fortalecer los músculos, cosa que ayuda a los runners a tener buena musculatura para superar los tramos más duros que requieren resistencia y fuerza.

3. Siempre con tecnologías
Los runners de la nueva era son muy aficionados a correr con pulsómetros de última generación y otros tipos de tecnologías avanzadas y consideran que entrenar sin ellas es un atraso. Esto no solo no es así, si no que un buen corredor debe saber escuchar su cuerpo y correr entendiendo las sensaciones que tienen para saber cambiar el ritmo cuando sea conveniente.

4. No beber durante el ejercicio
Muchos corredores no beben agua durante el ejercicio porque aseguran que provoca flato. El origen del flato no es algo que esté totalmente claro, pero sí es seguro que el agua es necesaria para que las funciones de nuestro organismo se desarrollen correctamente. Además, es necesario reponer el agua que se va perdiendo por la excesiva sudoración.

5. Correr da hambre
Hay gente que piensa que después de correr, el apetito es mayor, pero lo cierto es que al correr, se liberan endorfinas y aparece la sensación de bienestar, además, reduce el hambre por ansiedad.

6. El músculo se convierte en grasa
Una teoría muy extendida entre los deportistas, es que si se deja de entrenar, el músculo se convierte en grasa. Músculos y grasa son tejidos diferentes y, por tanto, uno no se convierte en el otro. Es cierto que al dejar de entrenar se pierde definición y algo de masa muscular, pero es necesario que pase tiempo para ello y nos volvamos muy inactivos. La mayoría de veces, el problema está en que esas personas llevaban una dieta contundente, rica en carbohidratos y proteínas y cuando dejan el deporte, siguen comiendo igual, cosa que hace engordar y acumular grasa.

7. Correr provoca varices
Esto es un mito que no tiene ninguna base. Las varices pueden salir por sobrepeso, malos hábitos de salud, factores genéticos y hormonales… lo que está claro es que, precisamente, el ejercicio, ayuda a mejorar la circulación de la sangre y es una buena manera de combatir las varices.
