Soy periodista experta en perfumes y este es mi truco definitivo para viajar en verano con mi colonia favorita en avión

Una opción inteligente para transportar tus perfumes en verano, respetando las normas de cabina y ahorrando espacio y dinero.
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Con la llegada del verano, el calendario empieza a llenarse de escapadas, vacaciones largas y billetes de avión con destino a lugares exóticos. Si hay algo que nunca falta en mi neceser estival, es mi perfume favorito. Me acompaña a todas partes. Sin lugar a dudas, es una parte esencial de mi rutina, incluso cuando viajo con lo justo y necesario.

Ya sea una escapada exprés a una isla mediterránea o un viaje transoceánico, muchas beauty lovers como yo optamos por volar solo con equipaje de mano. Sin embargo, llevar un frasco de perfume de más de 100 ml no está permitido, así que toca ingeniárselas. En estos casos, la solución habitual suele ser los decantadores pequeños o las miniaturas, que tienen su encanto, aunque a veces se quedan cortos.

Durante años tiré de muestras, viales de 2 o 5 ml o botellitas de viaje, pero reconozco que no siempre encontraba justo esa fragancia que deseaba llevar. Por eso, hace tiempo adopté un sistema que nunca falla y que, además, me permite ahorrar sin renunciar a oler como quiero a miles de kilómetros de casa.

El truco más fácil para viajar tranquila con tu perfume favorito

Mi solución es tan sencilla como práctica: recurrir a los recambios o frascos de plástico de perfumes recargables. Muchas marcas de autor y también algunas de lujo ofrecen estos formatos, pensados para rellenar el frasco original, pero que funcionan maravillosamente como versión de viaje. Suelen estar por debajo de los 100 ml y, al ser de plástico, pesan menos y no se rompen.

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Imagen inspirada en un neceser de verano . Zinet Media

En ocasiones, compro directamente el recambio, especialmente si ya sé que ese será "el perfume del verano". En otras, simplemente relleno un frasquito de 30 ml con rosca, de esos que se pueden encontrar fácilmente online o en tiendas especializadas. De hecho, algunos incluso tienen pulverizador y son bastante resistentes. Me parece una solución inteligente, cómoda y mucho más económica que estar invirtiendo constantemente en miniaturas.

Además, esta alternativa me ha permitido descubrir los mejores formatos para viajar sin complicaciones, porque evito el drama de que el frasco de cristal se rompa, y tengo espacio suficiente para no dosificar cada aplicación como si fuera un lujo extremo. Como bonus, muchas de estas recargas tienen un precio sensiblemente inferior al frasco original, lo que también se agradece en temporada alta.

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Imagen inspirada en un neceser de verano . Zinet Media

Tampoco hay que perder de vista otra ventaja de estos formatos: son excelentes para probar un perfume durante un tiempo más prolongado antes de lanzarse a por el tamaño grande. De hecho, este truco infalible para probar un sinfín de perfumes de casas de alta gama a un precio asequible me ha permitido ampliar mi colección sin gastar de más. Y si no me convence, no tengo que cargar con 100 ml de algo que no volveré a usar.

En realidad, este truco me parece una de las formas más sensatas de viajar con perfumes sin renunciar al placer olfativo. No hay sensación más reconfortante que llegar al destino, abrir la maleta y rociarse con esa fragancia que te conecta al instante con tu yo más relajado y veraniego. El aroma se convierte en una cápsula emocional que marca el inicio de una nueva aventura.

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