La ansiedad se manifiesta de muchas formas en aquellos que la experimentan a diario. Pero esta emoción no solo se convierte en estrés excesivo o enfermedades mentales, sino que también afecta al cuerpo.
Tanto es así que algunas personas afectadas experimentan una "sensibilidad a la ansiedad", es decir, el miedo a los síntomas físicos de su ansiedad. Tienen miedo de que esto sea visible para los demás, explica la Dra. Meg Arroll, psicóloga registrada, para Stylust UK. Según la especialista, antes de que se desarrolle tal aprensión, es recomendable identificar los síntomas físicos que pueden preceder a un ataque de ansiedad.
Ataque de ansiedad y síntomas físicos
Cada persona experimenta esta emoción de manera diferente. Si bien algunos pueden sufrir una serie de síntomas físicos, otros pueden no experimentar lo mismo. Sin embargo, existen algunos comportamientos típicos. Según la organización benéfica de salud mental Mind, la ansiedad puede causar sensación de malestar en el estómago, mareos o vértigo e incluso entumecimiento en las extremidades.
Cuando se acerca un ataque, la respiración puede acelerarse, acompañada de dolores de cabeza o dolor de espalda, y la persona agitada puede experimentar incomodidad o incapacidad para permanecer tranquila. Según la asociación Anxiety UK, los síntomas físicos también pueden incluir tensión muscular, temblores o sensación de opresión en el pecho. Problemas para dormir, rechinar los dientes, náuseas, oleadas de calor, cambios en el apetito sexual... Los malestares físicos que resultan de este estrés intenso también pueden persistir a largo plazo.
Los procesos fisiológicos y el ataque de ansiedad.
La ansiedad es lo suficientemente poderosa como para transmitir sus efectos del cerebro al cuerpo. ¿Pero cómo podemos explicarlo?En primer lugar, es importante comprender que la ansiedad no es totalmente negativa. "Proviene de nuestra respuesta innata al estrés, que es necesaria para nuestra supervivencia", explica la Dra. Meg.
"Esta respuesta se desencadena por una cascada de procesos fisiológicos controlados por el sistema nervioso autónomo en conexión con nuestro sistema endocrino"
Según los expertos, el hipotálamo segrega hormonas que a su vez activan el sistema endocrino y el sistema nervioso automático cuando estamos angustiados.El cuerpo se coloca en un estado de "preparación" para enfrentar una posible amenaza.
Esta relación se conoce como el "eje HPA" y se activa durante el estrés agudo para aumentar la frecuencia cardíaca y el flujo sanguíneo, y dilatar nuestras pupilas para detectar cualquier peligro. Este proceso fue útil desde los primeros capítulos de la historia, en tiempos de los homosapiens, para luchar contra los depredadores, explica la Dra. Meg.
"Como resultado, la respuesta al estrés crea la misma clase de sensaciones físicas, pero no las utilizamos de la misma manera. Por eso nuestro corazón late más fuerte y por qué sudamos cuando nos sentimos ansiosos o estresados", agrega ella.
Este artículo se publicó originalmente en Marie Claire Rusia. Traducción y adaptación: Alex Jiménez