La pregunta nos acompaña durante toda la vida: ¿cuál es el secreto de la auténtica felicidad? Las respuestas pueden ser muy variadas y dependen de cada uno, o más bien, de una consideración previa: ¿qué es la felicidad?
La felicidad es un concepto abstracto, subjetivo y difícil de definir es, según la Real Academia de la Lengua, un «estado de grata satisfacción espiritual y física». Sin embargo, es posible que cada ser humano defina la felicidad de forma distinta conforme a su idea de la vida y de la trascendencia, su experiencia vital o su edad.

Muchos piensan que es una utopía, algo deseable pero inalcanzable; otros, solo la reconocen en su pasado y se sienten incapaces de sentirse felices en el presente; hay quien considera que no existe y otros tantos piensan que la felicidad se compone de un pequeño cúmulo de momentos alegres. Parafraseando a Antonio Machado «caminante no hay camino, se hace camino al andar»... ¿No pasará algo similar con la felicidad?
En Las Horas, película dirigida por Stephen Daldry en 2002, el personaje de Clarissa Vaughan, basado en Virginia Woolf, hace una bella reflexión sobre este tema mientras conversa con su hija: «Recuerdo una mañana que me desperté al amanecer y... sentía que había tantas posibilidades... ¿Conoces esa sensación? Recuerdo que pensé: "Este es el principio de la felicidad. Es aquí donde empieza. Y por supuesto siempre habrá más". Nunca se me ocurrió que no era el comienzo. Era la felicidad. En ese preciso instante. En ese momento».
Voces clásicas
A lo largo de la historia, ha sido una infinidad el número de pensadores y filósofos que han reflexionado sobre la felicidad, sus secretos y cómo conseguirla.
Ya en la Grecia clásica pensaron al respecto. Sobre ella diría Sócrates: «El secreto de la felicidad no se encuentra en la búsqueda de más, sino en el desarrollo de la capacidad para disfrutar de menos».
Por su parte, Platón escribió sobre ella que «el hombre que hace que todo lo que lleve a la felicidad dependa de él mismo, y no de los demás, ha adoptado el mejor plan para vivir feliz». Mientras que su alumno más destacado, Aristóteles, acuñaría: «La felicidad depende de nosotros mismos». Dos mil cuatrocientos años después seguimos haciéndonos la misma pregunta: ¿cómo podemos ser felices?