Está en nuestra mano ser felices, pero ¿cómo podemos realmente disfrutar de la vida en la edad adulta? Esta pregunta nos lleva a reflexionar sobre si a disfrutar se aprende desde el nacimiento o si es algo que podemos desarrollar en cualquier momento. El reconocido psicólogo Rafael Santandreu nos responde.

Podemos celebrar la vida. Pero, ¿se hace o se nace sabiendo cómo hacerlo?
Se aprende mayoritariamente de pequeño, donde la mente es más plástica. Pero sabemos que ese aprendizaje se puede hacer a cualquier edad. En mi centro de psicoterapia vemos cientos de casos todos los años y las transformaciones son alucinantes.
Supongamos que celebrar la vida es una asignatura pendiente en la edad adulta, que aún debemos mejorar. ¿Cómo lo hacemos?
Todos los días, piensa en el milagro de estar vivo, poder apreciar los colores, hacer pequeñas cosas hermosas, amar a los demás... No te aceleres, haz una sola cosa en cada momento, pero con la máxima atención y amor. Escucha música, intenta mejorar como persona cada día. Todo esto va haciendo la vida más y más grata.
En este propósito de disfrutar la vida se vuelve imprescindible el dominio de las emociones.
Es fundamental porque, si tienes, por ejemplo, ansiedad exagerada, tu mente te va a dar unas palizas tremendas cada vez que le dé la gana. Lo mismo con la tristeza, que se convierte en depresión. Pero lo esencial es saber que todo eso se puede superar completamente: es algo puramente mental, aclara.
Llegar a este estado quizá requiere un trabajo, pero el resultado merece la pena.
Cuando tu mente está neurótica, es necesario hacer deberes diarios. Luego ya no. Con hacer cierto mantenimiento ya te sentirás genial la mayor parte del tiempo. Pero durante una temporada hay que ponerse las pilas y trabajar sobre la propia mente intensamente. Es muy importante tener una mente de preferencias, pero no de exigencias, no decirnos: "Debo hacerlo todo bien o soy un fracaso total".