Gracias a este método japonés logré tanto mis propósitos laborales como personales sin sacrificar gran parte de mi tiempo y esfuerzo

El método Kaizen se ha convertido en mi aliado para alcanzar metas de manera sostenible a lo largo del tiempo.
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En el vertiginoso mundo actual, plagado de filosofías y metodologías de mejora, descubrir una que no solo promete resultados, sino que también se adapta a mi vida cotidiana, ha sido una revelación. Kaizen, una palabra japonesa que fusiona los términos "bueno" y "cambio", se ha convertido en mi aliado para alcanzar metas de manera sostenible a lo largo del tiempo.

Closeup portrait of woman drinking coffee in the morning at hom - Getty Images

Este concepto, aunque de origen japonés, tiene sus raíces en Estados Unidos, donde tras la Segunda Guerra Mundial, se gestó como parte del programa de entrenamiento industrial conocido como Training Within Industry (TWI). Posteriormente, se exportó a Japón bajo el nombre de Kaizen en Yon Dankai, cuya finalidad era impulsar mejoras pequeñas pero impactantes.

La devastación de Japón después de la guerra y la escasez de recursos llevaron al país a adoptar el Kaizen como un enfoque práctico para el cambio. El método demostró ser efectivo al promover pequeñas mejoras en todos los niveles, contribuyendo así a la estabilidad económica. En tan solo 15 años, Japón se levantó de las ruinas para convertirse en una de las economías más estables del mundo.

Ahora, aplicar el Kaizen en mi vida cotidiana ha sido una experiencia reveladora. ¿Cómo implementarlo en mi rutina? La respuesta es simple y práctica, siguiendo cuatro pasos clave:

1. PLANEA: Establece tu meta y desarrolla una solución o mejora.

Mi meta puede ser tan ambiciosa como desee, pero la clave está en identificar el pequeño cambio que me llevará a lograrla. Por ejemplo, si mi objetivo es pasar más tiempo con la familia, una pequeña mejora podría ser comenzar a trabajar 15 minutos antes para revisar mis correos antes del día laboral.

2. HAZ: Comienza a realizar los cambios.

Llevar un seguimiento adecuado es esencial. Puedo utilizar aplicaciones de desarrollo de hábitos o un pizarrón de pendientes para marcar cada día que cumpla con mi rutina. Llevar un registro diario de cómo me siento o qué cambios he notado en mi día a día agrega un componente visual y reflexivo.

3. COMPRUEBA: Revisa cómo funcionó la solución propuesta.

La consistencia es clave. Realizar la mejora de manera constante durante al menos 21 días proporciona una perspectiva real de los beneficios y ajustes necesarios. Al evaluar objetivamente los datos, puedo realizar ajustes para continuar mejorando.

4. ACTÚA: Mantén el cambio y continúa con tu siguiente meta.

Una vez superado el obstáculo anterior, vuelvo al primer paso para abordar mi siguiente meta. El principio fundamental del Kaizen es que las mejoras pequeñas conducen a grandes logros, permitiéndome adaptarme gradualmente y mejorar en sintonía con mi vida diaria.

Este enfoque no solo se aplica a metas individuales, sino que también destaca la importancia del trabajo en equipo. Kaizen sugiere que para obtener mejores resultados en proyectos o metas compartidas, la participación activa de todos los miembros es esencial. Al contribuir con ciclos individuales de planear, hacer, comprobar y actuar, se puede lograr rápidamente un gran proyecto o meta.

En resumen, el Kaizen no solo es una metodología, sino un cambio de mentalidad que se adapta a mi vida. Al implementar este método, he experimentado mejoras en mi efectividad, concentración y, sobre todo, la satisfacción de alcanzar metas que una vez parecían inalcanzables. ¿Te preguntas por dónde empezar? Recuerda, pequeñas acciones diarias pueden llevar a grandes transformaciones. 

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