La felicidad se entrena. Así, sin interrogantes ni cortapisas. No existen fórmulas mágicas para ser felices, sino simplemente hábitos que nos ayudan a cuidar de nuestra salud física, mental y bienestar emocional, mejorando notablemente nuestra calidad de vida.
Al menos, así lo entiende la Dra. Paloma Fuentes, médico y Directora del primer Master Universitario de Felicidad Individual y Organizacional, quien nos ofrece todas las claves en su libro ‘Medicina de la Felicidad - Las 20 vitaminas mentales para pasar de superviviente a Súper Viviente’ (Editorial Pinolia).

A lo largo de sus 256 páginas, como si de una receta se tratase, la doctora Fuentes nos prescribe 20 ingredientes sencillos que nos ayudarán a optimizar nuestra calidad de vida. Hablamos de hábitos que contribuyen a fortalecer tanto nuestra salud física como mental, para poder alcanzar así la ansiada felicidad.

La medicina de la Felicidad
Dra, Paloma Fuentes · Editorial Pinolia
Programa Happynet: 20 habilidades que mejoran la calidad mental en la búsqueda de la felicidad
Aún sintiéndonos plenos en algunos aspectos de nuestra vida, como pueden ser el personal, social, familiar, laboral… ¿por qué no somos felices? Como afirma la experta: “La felicidad es el estado de la mente que permite al cerebro construir salud y vida de calidad”, por lo tanto está en nuestra mano ejercitar cuerpo y mente para alcanzarla.
Para este fin, en 2017 la doctora crea el Programa Happynet apoyado por diferentes estudios científicos que vinculaban las competencias mentales a la salud.

La premisa de Happynet es precisamente que “educar nuestra mente en Calidad Mental es educar nuestra mente en felicidad”, como describe en su libro. Para eso, nos propone 20 competencias mentales entendidas como activos para construir una vida significativa, lograr una salud y felicidad plenas. Estos sencillos gestos van desde la el perdón o el desapego, pasando por la curiosidad y el altruismo. Pero, entre todos ellos, hay uno que nos ha llamado poderosamente la atención.
La importancia de la gratitud para ser felices
¿Sabías que la falta de gratitud puede obstaculizar nuestra felicidad y alegría diarias? No en vano, Cicerón la definió en su día como la madre de todas las virtudes. “La gratitud es la capacidad de estima y reconocimiento hacia uno mismo y hacia los demás sin que medie un hecho específicamente positivo para ello.”, explica la experta.
Y añade: “O sea, agradece porque sí, o, mejor aún, porque todo, absolutamente todo merece ser agradecido. Lo que es bueno, por razones obvias; lo no tan bueno, porque es un magnífico abono para seguir floreciendo.”

Paloma Fuentes nos anima a entrenar y cultivar la gratitud, ya que “activa nuestro hemisferio izquierdo cerebral, de manera que nuestra percepción de la experiencia se ensancha hacia una perspectiva más expansiva que nos facilita descubrir más opciones y posibilidades, y estimula el núcleo accumbens generando cantidades significativas de dopamina y de oxitocina”. Estas dos últimas, consideradas hormonas de la felicidad según Harvard.

Tal y como explica la doctora, la gratitud nos ayuda a combatir estados tóxicos, como son el miedo, la ansiedad o las fobias. Poniéndola en práctica “fabricamos un potente antídoto frente al condicionamiento negativo fisiológico de la mente, especialmente valioso en los momentos de crisis y retos, y producimos elevados niveles de emociones de valencia positiva, satisfacción con la vida, vitalidad y optimismo”.

Cómo entrenar la gratitud para alcanzar la felicidad
Tenemos claro por qué la gratitud es indispensable para mejorar nuestra calidad vida, pero ¿se puede entrenar este aspecto? La respuesta es sí. ¿Cómo? A través de estos siete pasos concretos que nos propone la doctora Fuentes.
- Empieza el día poniendo en marcha el motor de la gratitud: cada mañana, nada más despertarte, “concéntrate en la Gratitud, en las personas, las cosas o las experiencias por las que te sientes agradecido”, recomienda la experta. Serán apenas 30 segundos que cambiarán la perspectiva de tu día por completo.
- Identifica tus fuentes de gratitud y compártelas con otros: la doctora habla de identificar conscientemente y de forma deliberada a las “personas, experiencias y cualquier otro motivo por el que te sientes agradecido/a”.

- Aprecia el dolor como fuente de gratitud: “El dolor forma parte de la vida como la alegría, la ilusión, el entusiasmo o la tristeza. Desperdiciar el aprendizaje que el dolor aporta a nuestra vida es un error que no debemos cometer.” explica Fuentes. Al tiempo, nos propone realizar un ejercicio de reflexión acerca de cuáles han sido las fuentes de dolor en nuestra vida y cómo las hemos reconvertido con el paso de los años para ser quiénes somos hoy.
- Da las gracias cada día: en este paso, la doctora apuesta por crear un diario de gratitud físico, en el que apuntemos nuestros motivos de gratitud y los convirtamos en conductas.
- Crea tus talismanes de gratitud: “Puedes colocar la foto de personas que te inspiran Gratitud en un lugar visible para verla nada más despertarte, hacer calendarios de agradecimiento o colocarte cintas de colores en la muñeca que vincules con un agradecimiento concreto”, recomienda.

- Regala un botiquín de primeros auxilios para el alma: la doctora nos invita a enseñar a familia, amigos o compañeros de trabajo los beneficios de ser agradecidos predicando con el ejemplo. Es decir, poniendo en práctica los ejercicios anteriormente descritos.
- No olvides darte las gracias a ti: reconocer conscientemente lo mucho y bueno que hacemos también es importante. “Si cada día seleccionas los 5 motivos por los que debes sentir gratitud hacia ti, tu nivel de estado de ánimo se elevará y, desde ahí, te resultará mucho más sencillo disfrutar más tiempo y con más intensidad de las cosas sencillas”, expone.
Qué te parece, ¿hora de emprender camino hacia la felicidad?