De acuerdo con los expertos de Siquia, "el Sobrecrecimiento Bacteriano en el Intestino Delgado (SIBO) es un síndrome gastrointestinal reciente que afecta ya al 22% de la población". En pocas palabras, el SIBO es "un crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado, la parte del sistema digestivo responsable de absorber los nutrientes de los alimentos que comemos".
La doctora Lucía Redondo, dietista-nutricionista especialista en SIBO, señala en un artículo publicado en la web del Instituto Valenciano Digestivo (IVADI) que "no es simplemente un sobrecrecimiento de bacterias, sino una alteración del tipo de microbios que viven en el intestino delgado, que se llama disbiosis".

Más allá de causar diversos síntomas digestivos (como gases, mal aliento o dolor abdominal), el SIBO también es causante de "muchos otros extradigestivos como cansancio, debilidad, ansiedad o dolores crónicos", tal y como apunta Redondo. En caso de notar algunos de estos síntomas, recomendamos acudir a la visita de un especialista que valore nuestro caso de forma personalizada.
Aunque parezca difícil imaginar que un problema digestivo pueda desencadenar nuestra ansiedad, es tan cierto como la ley de la gravedad. Los profesionales de Psynthesis Psicología explican que "cuando estamos estresados, nuestro cuerpo se prepara para lidiar con situaciones desafiantes, nos pone en posición de alarma, mediante la liberación de hormonas como el cortisol y la adrenalina. Estas hormonas pueden afectar de manera negativa al sistema digestivo, provocando síntomas como dolor de estómago, acidez, náuseas, diarrea o estreñimiento".

Los expertos en salud mental subrayan que "la ansiedad, se puede definir como un estado de preocupación y miedo excesivo, y sin duda, la ansiedad también puede tener un impacto significativo en nuestra salud digestiva. La respuesta de lucha o huida asociada con la ansiedad puede desencadenar síntomas como dolor abdominal, indigestión, hinchazón y diarrea". En estos casos, padecer SIBO no ayuda en mejorar nuestro estado de salud, ni digestiva, ni mental.
Los psicólogos ofrecen varios consejos para intentar mitigar los efectos del SIBO, aunque siempre deberíamos ir a la consulta de un profesional para estudiar nuestro caso. Practicar actividades placenteras que nos alejen de la estresante rutina, seguir una alimentación consciente y hacer deporte de forma regular ayudan a mantener el cuerpo y la mente en un estado óptimo.
Asimismo, los profesionales subrayan la importancia del descanso de calidad, ya que "la falta de sueño puede aumentar la sensibilidad al estrés y la ansiedad, lo que puede empeorar los problemas digestivos". Recibir apoyo emocional de carácter profesional mientras luchamos contra el SIBO con un médico también es altamente aconsejable.