A veces, ocurre: con el paso del tiempo, una toalla que era suavísima se convierte en un tejido un tanto áspero y poco agradable. Al final, son piezas que lavamos con mucha asiduidad y que merecen un mimo especial. Tal y como sucede con las prendas blancas, negras y de color, deberíamos lavar las toallas por separado.
Si lavamos las toallas por separado, podemos alargar la vida útil de esta pieza de felpa, algodón u otro material. Eso sí, los milagros no existen, así que conocer un truco para recuperar la suavidad de las toallas nunca está de más. Sobre todo, cuando es un proceso sencillo y económico.

En este caso, el tip es de las expertas en consejos para hacernos la vida un poco más fácil de Mía. El bicarbonato de sodio es la estrella de este sistema que no nos robará mucho tiempo. La clave reside en poner un cazo de bicarbonato en el tambor de la lavadora junto con las toallas. Entonces, cerramos la puerta y aplicamos la cantidad normal de detergente. En lugar de añadir suavizante para ropa, debemos agregar la misma cantidad de vinagre blanco o vinagre de limpieza.

Cuando el proceso prelavado esté listo, lavamos a temperatura media (como máximo a 30 grados) y dejamos secar como lo haríamos habitualmente. Si todo ha funcionado a la perfección, las toallas de algodón habrán recuperado todo su esplendor y ahora estarán suaves y esponjosas.
Otro truco que ofrecemos para presumir de unas toallas dignas de hotel es dejar a un lado el uso de suavizante para apostar por perfume de ropa. El uso continuado de suavizante puede hacer que la prenda pierda su forma y textura originales, además de alterar la calidad de la fibra. Por lo tanto, si apostamos por perfumes ideados para ropa, tendremos toallas con un aroma espectacular y sin daños extras.