Seamos (o no) personas indecisas, tomar decisiones importantes puede convertirse en un auténtico quebradero de cabeza. Noches en vela, nervios a flor de piel o un estado anímico poco estable son algunas de las consecuencias de tener nuestra mente trabajando de forma intensa. Los expertos de la Harvard Medical School han publicado recientemente un artículo que relaciona la toma de decisiones y la felicidad y el resultado es bastante sorprendente.
Tal y como leemos en Harvard Health Publishing, "aunque pueda parecer contradictorio, tener menos opciones puede promover la felicidad". Los profesionales subrayan que "esto se debe a que cuantas más opciones tengas, más oportunidades tendrás de arrepentirte de la elección que has hecho". Tras decidirte por una alternativa u otra, aparecen todas las dudas. En cambio, cuando solo hay una vía posible, es más complejo que aparezca el arrepentimiento.

Con el fin potenciar esta idea, los expertos de Harvard relatan que "en un estudio de la Universidad de Minnesota publicado en The Journal of Personality and Social Psychology, tener más opciones de compra interfirió con la capacidad de las personas para prestar atención y completar problemas aritméticos simples". Como hemos comentado, tomar decisiones conduce a nuestra mente y nuestro cuerpo a una situación de estrés.

Pese a que es imposible abandonar la toma de decisiones, los profesionales detallan que "comer y saborear lo que te ofrecen, o no tener que elegir tu vestimenta o planificar tu agenda del día, puede ser muy liberador y permitir que tu atención se mantenga enfocada". De este modo, nos incitan a dejar a un lado la preocupación por cosas más banales, con el fin de poder centrarnos en lo realmente esencial. Así, "mantener las opciones bajo control puede ayudarle a sentirse más concentrado y más feliz con las decisiones que tome".
Finalmente, los profesionales de esta prestigiosa universidad ofrecen tres consejos que podemos poner en práctica para intentar que las decisiones no nos consuman. Primero de todo, instan a ser conscientes de la realidad, "para elecciones sin grandes consecuencias, limite la cantidad de tiempo o la cantidad de opciones que considerará".
Por otro lado, recomiendan que eliminemos las oportunidades de dudar. Por ejemplo, si tenemos dudas con devolver un pantalón, lo podemos lavar para que esa opción desaparezca. Como broche de oro, destacan que para decisiones importantes, nos lo tomemos con cierta calma, aunque no deberíamos "perder mucho tiempo mirando atrás una vez y otra vez tomada la decisión".