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Las mejores películas de baile de todos los tiempos

Gracias al cine podemos conocer cómo funciona el exclusivo mundo de la danza profesional y el sacrificio que supone triunfar en los escenarios. Estos son los títulos que mejor representan la lucha de los bailarines que se dejan la piel en las tablas.

Las películas de baile son infinitamente entretenidas, independientemente de si tenemos aptitudes demostradas para la danza, o la vida nos ha regalado dos pies izquierdos. Ver a los profesionales moverse con facilidad por una pista de baile nos hace soñar, y todo el drama que se genera alrededor de la vida de los bailarines ha sido el punto de partida de algunas de las historias más famosas y premiadas del cine. La competencia por conseguir los papeles más codiciados, la rivalidad y los conflictos entre bailarines nos mantienen pegados a la pantalla deseando conocer el desenlace de quienes se dejan la piel (literalmente) en cada ensayo.

Además de tener un buen sentido del ritmo, ser ágiles y contar con una forma física envidiable, los buenos bailarines deben ser personas profundamente entregadas a la danza, tener una confianza en sí mismos a prueba de bombas y una gran capacidad para aceptar el rechazo sin venirse abajo. Esto lo hemos aprendido no solo a través del cine, sino que son muchas las historias que también se han adaptado a la televisión y que nos han hecho ver cuánto esfuerzo, dedicación, pasión y renuncia hacen falta para desarrollarse y crecer en esta profesión. Títulos como Fama, UPA Dance, o las recientes Flesh & Bone (Netflix) y Fosse/Verdon (HBO) son buenos ejemplos para conocer el día a día de bailarines que luchan por hacerse un hueco en el exclusivo y elitista mundo de la danza al más alto nivel.

El cine también ha sabido sacar provecho de la maestría de grandes coreógrafos en el género musical, que han conseguido justamente su propio hueco en el firmamento de las estrellas de Hollywood. Te sonarán nombres como los de Bob Fosse (Chicago, Cabaret), Busby Berkeley (primer coreógrafo del cine musical), Fred Astaire (Una cara con ángel, Let’s dance), Gene Kelly (Cantando bajo la lluvia, Un americano en París) o Rob Marshall (Nine, El regreso de Mary Poppins), magos de la danza que consiguieron trasladar el lenguaje de las tablas - donde todo tiene que salir perfecto a la primera - al compás de la repetición de planos y secuencias de las producciones cinematográficas.

Todo un arte que ha quedado plasmado para la eternidad en estos títulos que narran las vicisitudes de numerosos bailarines de inmenso talento en su carrera hacia el éxito.

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