Las palabras son quizá insuficientes para describir la influencia de El principito en nuestra percepción del mundo. En abril de 1943, la historia ideada por el autor francés Antoine de Saint-Exupéry se publica por primera vez en Nueva York, en francés e inglés de forma simultánea. Su éxito es inmediato. ¿Cómo se justifica? La palabra clave podría ser magia. La de El principito reside en su apariencia de cuento para niños, que en realidad oculta una profunda reflexión filosófica, pero también en su personaje, concebido en 1935 por el autor.
Su narrativa cuenta la historia de un pequeño príncipe, que se enfrenta (muy a su pesar), al mundo de los adultos y procura entender su comportamiento tras varios encuentros casuales. Capítulo tras capítulo, sus aventuras y manera única de percibir lo que lo rodea, en un mundo imaginario que es en realidad un reflejo del nuestro.
La reflexión del libro, nos llama inevitablemente a pensar en nuestra propia condición. Amor, amistad, valentía, soledad, egoísmo… Numerosos conceptos básicos son analizados a través de metáforas y alegorías que nos llegan al alma. La inocencia y la sabiduría se mezclan y nos conciencian de los conflictos internos que nos asaltan a diario. Ver la belleza en cualquier rincón y volver a adoptar una mirada de niño son quizá las lecciones centrales de una obra que ha hecho llorar a millones de lectores.
Dicen que según el momento de la vida en el que lo leas, le das una interpretación distinta a sus páginas. Es todo un enigma al que el escritor dio vida en EEUU. Antes de volver al ejército francés, visitó a su amiga Silvia Hamilton y le dio el manuscrito del libro con los dibujos, todos ellos, envueltos en una bolsa de papel arrugado. Años más tarde, se los compró la Biblioteca y Museo Morgan.
Su éxito, culmina en que haya sido traducido a más de 300 idiomas según la plataforma de aprendizaje de idiomas Preply, que elaboró un estudio sobre el tema. El principito es el segundo libro más traducido, ya que lo han pasado a 382 idiomas y el único que le gana es la Biblia, que está en 704 idiomas.
Además de sus numerosas traducciones, la obra literaria ha sido adaptada numerosas veces al cine y al teatro. Se caracteriza por un lenguaje voluntariamente sencillo, propio del genio de Antoine de Saint-Exupéry (quien firmó su obra maestra antes de morir de forma trágica pilotando un avión del ejército francés en 1944).
A continuación, Recordamos 15 citas de la mítica obra literaria que deberíamos tener en mente día tras día para avanzar. La esperanza y la empatía no son lujos.
La infancia
"Todas las personas mayores fueron al principio niños aunque pocas de ellas lo recuerdan".

La amistad
"El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante".

El amor
"Al primer amor se le quiere más, a los otros se les quiere mejor".

La esperanza
"Lo hermoso del desierto es que en cualquier parte esconde un pozo".

El camino
"Caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos".

Las estrellas
"Me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que algún día, cada uno pueda encontrar la suya."

La pertenencia
"Si tú me domesticas, tendremos necesidad uno del otro".

El juzgar
"Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar a los demás. Si logras juzgarte bien a ti mismo eres un verdadero sabio".

Las ilusiones
"Será necesario que soporte dos o tres orugas si quiero conocer las mariposas".

Los mayores
"Viví mucho con personas mayores y las he conocido muy de cerca, pero esto no ha mejorado demasiado mi opinión sobre ellas".

La verdad
"Sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos".

El resentimiento y los sueños
"Es una locura odiar a todas las rosas porque una te pinchó. Renunciar a todos tus sueños porque uno de ellos no se realizó."

El cariño
"Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres".

El recuerdo
"Si alguien ama a una flor de la que sólo existe un ejemplar entre millones y millones de estrellas, es suficiente mirar al cielo para ser feliz pues puede decir satisfecho: “Mi flor está allí, en alguna parte…”.

La madurez
"Los baobabs comienzan por ser muy pequeñitos".
