Iker Jiménez alza la voz contra la doble moral en la televisión

El presentador de Cuarto Milenio reflexiona sobre los excesos de algunos compañeros y la coherencia personal

Iker Jiménez abordó un tema controvertido durante su última emisión de Cuarto Milenio. Al cerrar el programa, el periodista se dirigió a quienes, siendo figuras públicas, dan lecciones de moral mientras acumulan episodios cuestionables en su vida privada. Sin rodeos, criticó la falta de coherencia de algunos presentadores, especialmente aquellos con hábitos extremos fuera de cámaras.

Desde su experiencia, Iker Jiménez habló sobre casos de colegas que han sido retirados de bares y restaurantes debido al abuso de alcohol y otras sustancias. Aunque defendió la libertad personal, destacó la contradicción entre las apariencias públicas y los comportamientos privados. “Que cada uno haga lo que quiera, pero hay cosas que muestran que algo falla”, afirmó.

Reflexiones sobre la autenticidad frente a la audiencia

El presentador compartió que en el pasado fue objeto de un dosier sobre su vida, aunque no reveló nada comprometedor. “Yo no me drogo, no me emborracho, no me voy a sitios de dudosa reputación. Mi vida es bastante aburrida para esos estándares”, comentó con humor. Jiménez defendió su forma de vivir como un reflejo de su integridad personal y profesional.

Frente a las críticas recientes hacia su cobertura de la DANA, subrayó la importancia de la autenticidad en televisión. “La vida que muestro en pantalla no difiere de la que llevo fuera de ella. Algunos intentan aparentar algo que no son, pero eso tiene un límite. El público siempre acaba viendo la verdad”, señaló.

Según Iker Jiménez, la decencia se ha convertido en algo poco común

Jiménez admitió que mantenerse alejado de ciertos ambientes le ha valido la etiqueta de “antipático”. Sin embargo, prefiere pasar tiempo con su familia y dedicarse a su trabajo antes que frecuentar círculos con los que no se identifica. Para él, la coherencia es fundamental en todos los aspectos de la vida.El periodista también reflexionó sobre el impacto de los excesos en la comunicación. “Si alguien está borracho o fuera de control, el diálogo se vuelve imposible. Esa desconexión influye en cómo se percibe y transmite la información”, explicó.

Para Iker Jiménez, la decencia se ha convertido en algo poco común. “Vivir con rectitud y coherencia hoy parece extraño. Pero yo prefiero eso a ser parte de un ambiente que no encaja conmigo”, concluyó, dejando claro que seguirá defendiendo sus principios frente a las críticas.

Con esta contundente declaración, Iker Jiménez reafirma su compromiso con la autenticidad y su negativa a seguir patrones que no comparten sus valores.

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