Sofía Vergara saltó a la fama en 2009 gracias a su papel de Gloria Delgado-Pritchett en la serie Modern Family, que estuvo en emisión de 2009 a 2020.
Cada uno de los seis protagonistas de reparto de la ficción estadounidense llegó a cobrar 500.000 dólares (446.000 euros) por capítulo, cifra que se sumó a lo que la actriz colombiana ganaba por contratos publicitarios y otros programas como America’s Got Talent, donde formaba parte del jurado.
Entre junio de 2022 y junio de 2023, Vergara ingresó cerca de 43,5 millones de dólares, convirtiéndose en la actriz mejor pagada del mundo ese año, lo que le dio la posibilidad de realizar sus propios proyectos, como es el caso de la serie Griselda, donde es la protagonista absoluta y, además, es la productora de la ficción que estrenó Netflix el 25 de enero.
La historia cuenta la vida de la narcotraficante colombiana Griselda Blanco y cómo se hizo un hueco en el negocio de las drogas en los años 70 y 80 en Miami mientras cuidaba de su familia.
Estamos acostumbrados a verte en un registro muy diferente al de Griselda, ¿cómo ha sido esta transformación?
Estáis acostumbrados a verme bonita y es cierto que la caracterización para este personaje ha sido muy difícil. Pasaba tres horas en maquillaje y peluquería cada día antes de empezar a rodar, por lo que comenzaba la grabación ya cansada, y después, una hora entera para desmaquillarme, quitarme la nariz de plástico, los dientes, la peluca, las cejas postizas…Me ponía también ropa interior que me aplastaba para que no se me notaran las curvas y cambié mi postura al caminar.
No quería sentirme Sofía Vergara ni Gloria Prichett de Modern Family, mi obsesión era que, al verme, nadie se acordara de esas dos personas. Eso solo la caracterización externa, pero también tenía que meterme en el personaje.

No es lo mismo estar en un set riendo, relajada, contando chistes, como hacíamos en Modern Family, y me iba a mi casa feliz de la vida, que rodar una serie en la que continuamente estás matando, amenazando, peleando y metiéndote coca...
Te vas a casa agotada porque tu cuerpo no sabe que eso no es real. En casa me tenía que tomar algo para calmarme.
La serie está ambientada en el Miami de los años 70 y 80, en un contexto bilingüe, y así lo refleja la serie, ¿cómo ha sido actuar en español? ¿Y cambiar de un idioma a otro?
Actuar en español es algo que nunca había hecho antes. Al principio me sentía rara, pero, lo que realmente sentía es que estaba cómoda, me encontraba como en casa, rodeada de tantos actores y miembros del equipo latinos y hablando mi idioma. Tener la oportunidad de trabajar con un equipo, en gran parte, latinoamericano fue una de las cosas que más ilusión me hizo de Griselda.
Nosotros buscábamos que la serie se viera real en todos los sentidos, si salía un grupo de colombianos, lo lógico es que entre ellos hablaran en español, si salían unos gringos, que usaran el inglés, y así se iba decidiendo. El bilingüismo surgió automáticamente en la serie y creo que le da mucha autenticidad al relato.
Griselda es muy fumadora y tú no lo eres, ¿cómo conseguiste que eso pareciera real?
Yo no he fumado en mi vida y estaba muy preocupada porque era la primera vez, en mis cincuenta años, que cogía un cigarrillo. Para la gente que fuma habitualmente el cigarro es una extensión de su mano, les sale natural, pero yo no conseguía que saliera así y ese son el tipo de detalles que hay que cuidar para que la serie se vea bien.
Tuvo que venir Andrés Baiz, el director de la serie, a mi casa para darme clases de fumar y me pasaba horas en el patio de mi casa moviendo el cigarro y gesticulando, los que viven conmigo pensaban que estaba loca. También me enseñó a meter cocaína por la nariz para que pareciera real.
¿No te daba angustia?
Me creaba desasosiego, pero me lo aguanté porque me iban a pagar mucho dinero.

Tu personaje es una mujer compleja y muy fuerte, pero su gran debilidad son sus hijos. ¿Cómo fue conseguir esa dualidad entre la Griselda madre y la Griselda narcotraficante?
Una de las cosas que más me llamó la atención desde que comencé a estudiar el personaje fue precisamente eso. Las mujeres colombianas somos fuertes, pero somos mujeres que criamos, que protegemos, que cuidamos y me costó mucho entender que hubiera una mujer que pudiera estar a la par de los hombres en un negocio tan brutal.
Eso me creó una fascinación por tratar de comprender a Griselda, como una mujer que era una mamá que adoraba y criaba a sus cuatro hijos y podía, a la vez, estar envuelta en ese mundo, hacer lo que hizo y convertirse en ese monstruo.
Griselda es una narcotraficante y una asesina sin escrúpulos, sin embargo no es difícil empatizar con ella, ¿cómo lo has logrado?
El director y yo teníamos claro que no queríamos que a Griselda la odiaran desde el comienzo de la serie, queríamos, en cierto modo, humanizarla y no hacerla mala tan rápido. Estuvimos buscando el tono para que el público la entendiera un poco y se enamorara un poco de ella.
Era una mujer con hijos a su cargo y sin un peso en el bolsillo que lo que quería era sobrevivir y sentía que no tenía más opciones que hacer eso, no conocía otro mundo.
No estoy justificando su comportamiento ni sus decisiones, pero, si es verdad, que vivir las situaciones que tuvo que vivir ella te vuelve más dura, más guerrera, eso sí, a ella se le fue la mano en todo...

Tú creciste en Colombia en la época más dura del narcotráfico, ¿conoces ese mundo?
Sí, yo nací y me crié en Colombia en los 70 y 80, conozco los nombres de todos los grandes narcotraficantes, conozco perfectamente cómo funciona el negocio, he crecido rodeada de eso, pero, hasta ahora, no sabía que había una mujer entre ellos. Mi hermano fue parte de ese negocio, lo mataron y tuve que traer a toda mi familia a Miami.
Por eso me llamó tanto la atención Griselda, todos habíamos visto el mundo del narcotráfico, pero nunca a través de una visión femenina, me llamó la atención que una mujer pudiera ser tan mala y formar parte de eso.
Son solo seis episodios...
Es que no me quería poner esa nariz, esa peluca y esos dientes sucios tan asquerosos algunos meses más (risas). Se podrían haber hecho cien episodios más, pero seis era la duración que sentíamos que era perfecta para contar la historia. Las series largas suelen tener varios directores y yo no hubiera hecho la serie si Andrés no hubiera dirigido todos los capítulos.
Para mí era algo muy nuevo y tenía muchas inseguridades, estaba aprendiendo mientras rodaba y Andrés Baiz me iba guiando y enseñando, no lo hubiera podido hacer si a mitad de la serie me hubieran cambiado al director, él me ayudó superar todos mis miedos.

¿Cómo te cuidas?
Nunca fumé, bebo, pero no todos los días, me pongo protección solar, adoro estar con mi familia que es una de las cosas más saludables para la cabeza, me encanta todo lo que sale nuevo de vitaminas o cosas así, pero tengo un problema, me encanta el dulce, si me pones cualquier cosa de azúcar, no puedo parar (risas).
Tienes tu propia línea de ropa llamada Vergara by Sofía, una agencia, perfumes… siempre te has buscado la vida...
Ahora hago menos, la verdad, pero recuerdo que empecé vendiendo calendarios con mi cuerpo, no había en el mercado latino y tuve mucho éxito. Siempre he hecho cosas relacionadas con lo que uso: mis jeans, mi maquillaje...
