Si te has sentido cansada y perezosa últimamente, no pienses automáticamente en que careces de ciertas vitaminas. Pero ojo, que una falta de vitaminas que no se trate adecuadamente puede tener consecuencias de largo alcance, como es el caso de la carencia de hierro, comúnmente conocida como anemia, la cual deriva en fatiga, dolores de cabeza, síndrome de piernas inquietas, problemas cardíacos, complicaciones del embarazo y retrasos en el desarrollo de los niños, según informan desde National Institutes of Health.
Grupos y factores de riesgo ante la falta de hierro
Principalmente, son factores de riesgo las mujeres embarazadas, las que dan el pecho, los vegetarianos, los niños pequeños y las personas con una dieta unilateral son más propensas a desarrollar carencia de hierro que otras. La carencia de hierro no es muy frecuente en los países occidentales, ya que, por lo general, solemos llevar una dieta suficientemente variada.

Aun así, se puede padecer una carencia de hierro cuando se pierde mucha sangre (debido a una menstruación abundante, por ejemplo) o por un trastorno en la absorción del hierro en el intestino debido a daños en la mucosa. La anemia también puede ser consecuencia de una enfermedad crónica, como el reumatismo, una inflamación ósea, una úlcera de estómago o una infección aguda de las vías respiratorias, urinarias o gastrointestinales.
Síntomas
Así pues, aunque no pertenezca a los grupos de mayor riesgo, puede padecer una carencia de hierro. Sin embargo, es difícil reconocer una ferropenia, ya que muchos de los síntomas no están relacionados y se desarrollan con el tiempo. En general, si padece ferropenia, puede experimentar los siguientes síntomas:
- Latidos irregulares
- Piel y labios pálidos
- Fatiga
- Sensación de ansiedad
- Problemas de tiroides
- Caída del cabello
- Sensación de debilidad
- Falta de aliento
- Dolor de cabeza
- Mareos, posibles desmayos
- Hemorragias nasales

En caso de sospechar que careces de hierro, ponte en contacto con tu centro de salud. Allí te harán un análisis de sangre y averiguarán si efectivamente tienes anemia. Tu médico de cabecera será quien te dé los consejos adecuados.
Este artículo se publicó originalmente en Marie Claire Países Bajos. Traducción y adaptación: Natalia Arroyo.