Cada vez más personas apuestan por una alimentación consciente: una forma de comer más conectada con la salud, el entorno y el bienestar integral. Pero ¿cómo hacerlo sin caer en restricciones absurdas, carencias nutricionales o recetas imposibles? La nutricionista Patricia Ortega, especializada en alimentación vegetal y patologías digestivas, responde con claridad: “No es dejar de comer, es saber elegir bien”.
Graduada en Nutrición Humana y Dietética por la Universidad de Valencia, Ortega ha acompañado a cientos de pacientes en la transición hacia una dieta más equilibrada y sostenible. En este artículo, comparte las claves para mejorar tu alimentación sin complicaciones, sin gastar más y, sobre todo, sin miedo.
Qué beneficios tiene adoptar una alimentación consciente
Seguir un patrón alimentario vegano o vegetariano bien planificado puede ofrecer grandes ventajas, tanto a nivel físico como emocional y medioambiental.
“Son dietas que se incluyen en protocolos de prevención y mejora de enfermedades como diabetes tipo 2, hipertensión, enfermedades cardiovasculares o incluso algunos tipos de cáncer, como el de colon”, explica Ortega.
Además, suelen ser muy ricas en fibra, lo que ayuda a mejorar la digestión, regular el tránsito intestinal y fortalecer la microbiota. Por si fuera poco, es un estilo de alimentación con menor impacto ambiental, ya que requiere menos recursos naturales y reduce la huella de carbono.
Y sí, también es más económico de lo que muchos creen. “Una cesta de la compra basada en legumbres, frutas y verduras puede salir más barata que una tradicional”, asegura la nutricionista. Todo depende de cómo se planifique.

Qué diferencia hay entre una dieta vegana y una vegetariana
Aunque ambas se basan en alimentos de origen vegetal, tienen diferencias importantes. “La dieta vegana excluye totalmente los productos animales, mientras que la vegetariana puede incluir huevos y lácteos. Además, el veganismo se considera un estilo de vida que abarca también decisiones sobre cosmética, moda y otros hábitos de consumo”, matiza Ortega.
A nivel nutricional, eso sí, ambas requieren atención y planificación. “Es imprescindible suplementar con vitamina B12, incluso en dietas vegetarianas que incluyen huevos o leche. No hay que tener miedo, pero sí informarse bien”, insiste.
No existen evidencias científicas que asocien estas dietas con carencias nutricionales si están bien diseñadas. Las claves: variedad, planificación y conocimiento.
¿Es más difícil cocinar así?
Uno de los mitos más comunes es que seguir una alimentación vegetal exige mucho tiempo o habilidad en la cocina. Ortega lo desmiente: “No implica pasar más tiempo cocinando, pero sí implica aprender y adaptar recetas. Hay que experimentar para incluir todos los grupos de alimentos que necesitamos”.
Hoy en día, existen múltiples recursos, libros, webs y redes sociales con recetas fáciles, rápidas y equilibradas que demuestran que comer saludable no es aburrido ni complicado.

Patricia Ortega Moreno es la autora de Planifica Veg, una guía para complementar tu conocimiento si ya eres vegetariano o vegano, o para aprender a reducir el consumo de alimentos de origen animal.
En un momento en el que la información sobre nutrición abunda (y no siempre con base científica), contar con la voz de profesionales es clave para tomar decisiones informadas. Desde cómo detectar el azúcar oculto en los alimentos con la ayuda de una nutricionista, hasta entender por qué toda dieta que realmente funciona tiene estos 10 rasgos en común según los nutricionistas, cada detalle suma cuando se trata de cuidar la salud. Y aunque tendencias como beber agua con sal por la mañana o añadir limón al agua se han vuelto virales, es importante recordar que "el agua con limón no es la panacea que dicen los influencers", como advierte una experta, que aclara cuáles son los verdaderos beneficios de esta bebida.
Artículo publicado originalmente en el número 449 de la revista de papel por Alba Pastor y adaptado por Patricia de la Torre.