Arrepentirse por algo tan natural como la vida misma, seamos jóvenes o más mayores. En efecto, el arrependimiento no conoce edades, géneros o culturas. En algunos casos, incluso nos enseña a no caer en la misma piedra dos veces.
De acuerdo con los expertos del Instituto de Psicología Positiva, "la definición de arrepentimiento en psicología implica la experiencia emocional asociada con la percepción de haber cometido un error, seguida por el deseo de corregir o enmendar dicho error. Es un proceso cognitivo y emocional que involucra la evaluación retrospectiva de nuestras acciones y decisiones".
Dicha evaluación retrospectiva toma especial importancia cuando llegamos a una etapa madura en la que miramos hacia atrás con la experiencia que ofrecen los años. Robert Waldinger, profesor de Psiquiatría en la 'Harvard Medical School', director del 'Centro de Terapia Psicodinámica e Investigación' del 'Hospital General de Massachusetts' y director del 'Harvard Study of Adult Development', es una eminencia en el campo de la felicidad y las conclusiones de sus estudios son dignas de tener en cuenta.

El experto es uno de los numerosos invitados que han colaborado en el 'The Gabby Reece Show', un podcast conducido por la ex jugadora de voleibol profesional, locutora deportiva, modelo y presentadora de podcasts estadounidense. En este encuentro, Robert Waldinger habla sobre el arrepentimiento de hombres y mujeres cuando alcanzan los 80 años.
“Ojalá no hubiera pasado tanto tiempo en el trabajo" u "ojalá hubiera pasado más tiempo con mi familia y amigos, con las personas que son importantes para mí" son dos de las ideas más repetidas en el estudio. De este modo, dejar a un lado las preocupaciones innecesarias del trabajo y valorar a las personas que forman nuestra familia y nuestro círculo de amistades es básico para experimentar una vida feliz.

Si nos centramos en el caso de las mujeres, aparece una nueva idea en escena. "Ojalá no me hubiera preocupado tanto por lo que pensaran los demás" es un arrepentimiento que une a la gran mayoría de mujeres cuando llegan a la vejez. En una sociedad tan marcada por el qué dirán y que oprime a las mujeres tanto en el plano físico como en el psicológico, es normal que la libertad no sea una tónica general nuestra vida.
Como dato extra, Waldinger menciona aquellas cosas teóricamente buenas que ninguna persona presente en el estudio comentó. "Gané mucho dinero", "gané este premio" o "me hice famoso" no forma parte de los aspectos que generan más orgullo. En cambio, "crié buenos niños", "yo era un buen amigo" o "hice un gran trabajo por esta causa que tanto me importa" son las cosas que la gente recuerda con más satisfacción.