El Goop Effect arrasa en Estados Unidos y refiere a las mujeres de mediana edad que buscan respuestas a su crisis espiritual. Gwyneth Paltrow abandera este movimiento con su marca Goop y su serie en Netflix. La entrada en escena del nuevo chamanismo les debe buena parte de su exitoso resurgir. También la hechicería, cuya poderosa imaginería se ha colado en todas partes: desde el pop hasta el cine o la moda.
Beyoncé abrió la caja de Pandora en su álbum Lemonade, donde hay múltiples referencias ocultistas, y Madonna hizo lo propio en su disco Rebel Heart, dedicando un tema a la secta de los Illuminati.
Cuando dos iconos de la cultura de masas coinciden en algo tan poco habitual, no es casualidad, sino, más bien, causalidad. Curiosamente, se ha estrenado hace unos años el remake de la película Jóvenes brujas, de 1996, en el que cuatro adolescentes descubren los poderes de la magia negra.
Y, para mayor sorpresa, hay un importante auge de los aquelarres, en una revisión menos esotérica, reconvertidos en una nueva forma de socialización que promueve la hermandad entre mujeres. Dentro de esta corriente encontramos, también, un auge sin precedentes del tarot, tanto en el servicio de tarotistas como en el mundo de las artes y la moda.
Que una marca como Dior, con una directora creativa audaz como pocas, dedicara una de sus recientes colecciones a la obsesión por la cartomancia de su legendario fundador tampoco es casualidad. Como no lo es que otras marcas como McQueen, Rabanne o Dolce & Gabbana hagan guiños constantes al mundo esotérico.
