Si algo nos ha enseñado la ciencia de la felicidad, tras décadas de investigaciones, es que ésta se trata más de un estado mental que de un objetivo vital. Es decir, las personas más felices son aquellas que, además de estar satisfechas con sus vidas, sienten a menudo emociones positivas, ya sea tranquilidad, optimismo, curiosidad, orgullo, afecto.
Todos consideramos a la felicidad como una emoción deseable y lo es. Pero debemos estar al tanto de los peligros que corremos al idealizarla o a obsesionarnos para obtenerla. No son los éxitos laborales, económicos o sociales los causantes de la felicidad, sino más bien son las cosas más pequeñas, que pasan desapercibidas ante nosotros y lo que nos permite tener todo lo demás.
Cuanto más felices nos sentimos, más creativos, activos, saludables, enérgicos, serviciales, generosos, productivos y un largo etcétera somos. Lo que, a su vez, acaba repercutiendo de manera positiva en nuestro entorno, ya sea personal, familiar o de trabajo.

Asímismo,la universidad realizó un estudio llamado Harvard Study of Adult Development de más de 80 años, en el cual identificaron los 9 hábitos que ayudan a alcanzar la felicidad real y a que se vuelva duradera, incluso ante problemas o a situaciones de estrés.
9 hábitos que debes trabajar para alcanzar la felicidad, según Harvard:
- Analizar las relaciones cercanas, para entender cuáles son importantes para nosotros, cuáles nos están perjudicando y cuáles necesitan atravesar algunos cambios.
- Trabajar en las relaciones casuales. Por pequeñas que parezcan también tienen un impacto (positivo o negativo) en nosotros. Así que lo suyo será echarles un ojo para hacer crecer las que nos hacen bien y deshacernos de las que nos hacen mal.
- Dominar el arte de conversar, a que a través de una buena conversación somos capaces de conocernos más a nosotros mismos y también a los demás que nos rodean.
- Amabilidad y bondad hacia los demás. Ser amables es algo que está al alcance de todos y un aspecto fundamental para tener una vida más amena y feliz.
- Voluntariado en causas que te gusten o interesen, hacer tiempo para ayudar a los demás o involucrarte en alguna causa que te interese, no solo genera una felicidad absoluta, sino contribuyes a que el mundo sea un mejor lugar.
- Pedir perdón. Saber pedir perdón nos permite establecer mejores relaciones con nuestros pares. Y a veces, cultivar las relaciones significa repararlas. Y repararlas a menudo significa pedir disculpas y hacer las paces
- Preguntar todo. La curiosidad abre puertas y nos hace conocer nuevas oportunidades, personas, experiencias. Preguntar lo que no sabemos para entender más lo que nos rodea, nos hace sentirnos más plenos y satisfechos una vez que descubrimos la respuesta.
- Expresar amor. Recibir amor es plancetero, pero llena mucho más el poder expresar lo que sentimos a las personas más importantes para nosotros.
- Tener vulnerabilidad. Más que una debilidad, el poder mostrarnos vulnerables ante los demás nos lleva a tener conexiones más reales y auténticas.
Además del estudio realizado por Harvard, también hay otros profesionales que nos indican como alcanzar la felicidad de manera progresiva. Por ejemplo, la profesora de psicología en la Universidad de California –y autora del best seller La ciencia de la felicidad – Sonja Lyubomirsky ha sido muy concisa sobre este tema: está sobre todo en las relaciones y en las conexiones con los demás. Y cuenta con muchos fundamentos a la hora de afirmarlo, ya que como especialista del asunto –entre las más reconocidas a nivel mundial– lo ha investigado durante 30 años desde todos los prismas: genético, cognitivo, conductual, entre otros.

Con esto entendemos que la felicidad no depende de ningún factor externo. Más bien todo lo que tenemos en nuestras vidas, o mejor dicho, nuestra vida en sí es la consecuencia de que tan felices y satisfechos somos. Y lo logramos precisamente poniendo en práctica los hábitos mencionados, siendo amables, optimistas y agradecidos, persiguiendo metas, practicando deporte, manteniendo interacciones sociales, saludables y nutritivas.
En definitiva, hábitos de la gente feliz que los psicólogos científicos han traducido en estrategias concretas para que cualquiera pueda aplicarlas en su vida. Que la voluntad cuente casi tanto como los genes y las circunstancias es realmente un alivio.