Para alcanzar la felicidad, es crucial gestionar la frustración. Un estudio fascinante sobre este tema hace un análisis detallado. A través de él, se revela cómo afrontar los contratiempos que impactan en nuestra búsqueda del bienestar.
La conexión entre la resiliencia ante la adversidad y una vida plena es evidente y adentrándonos en las conclusiones de este estudio, encontramos herramientas valiosas para comprendernos mejor.

Según las universidades estadounidenses de Yale y de Denver y la Universidad Hebrea de Jerusalén (2011) una de las desventajas de la felicidad es que las personas que luchan por encontrarla pueden terminar peor que cuando comenzaron, ya que ello les puede llevar a la decepción y provocar una disminución de la felicidad que ya exista en sus vidas. Es decir, que tomen consciencia de que la felicidad a la que aspiran es tan inalcanzable que eso les haga sentirse peor.
El estudio, además, reflejaba que las personas que leyeron un artículo de prensa que alababa el valor de la felicidad se encontraban peor después de leerlo porque se sentían decepcionadas con su propia vida. En este sentido, la alta tolerancia a la frustración (ATF), capacidad de estar bien aunque las circunstancias sean adversas (resiliencia), es una herramienta fundamental para no irritarse, hundirse ni verlo todo negro.
Por otra parte, habla de la importancia de trabajar la frustración para aceptar las circunstancias, no para resignarse a ellas, es esencial en el camino hacia la felicidad.
Una persona que tiene un nivel alto de tolerancia a la frustración necesita sentirse realmente mal para enfadarse, asustarse o estar melancólico. Sin embargo, una persona con un bajo nivel de tolerancia a la frustración, ante estímulos muy pequeños, se asusta, se enfada o se pone triste.