Cuando hablamos de acné a todas nos viene a la mente el acné facial, tanto porque es el más frecuente como porque es el que más expuesto está. Al fin y al cabo el rostro es la primera cosa en la que nos fijamos de una persona cuando la vemos de nuevas. Sin embargo también existe el acné corporal, que suele darse en su gran mayoría en la zona de la espalda, brazos, pecho y glúteos.
Es algo normal de lo que muchas veces por vergüenza, especialmente cuando se es adulto, no se habla demasiado. Pero existe, está ahí y es posible tratarlo. Lo primero que hay que hacer cuando esto pase es, como siempre decimos, acudir a un profesional para que nos diagnostique y vea cuáles son las causas del acné.
Una vez hecho esto ya podremos seguir un tratamiento para hacerle frente, según determine el dermatólogo o médico especialista que nos haya tratado. Estos fueron los pasos que seguí yo y no puedo estar más contenta. Y es que aunque yo tengo la piel mixta tirando a grasa desde hace años, nunca había tenido granitos fuera de la cara.
Hasta este año, cuando a partir de marzo empecé a sufrir acné en la espalda, parte posterior de los brazos e incluso en el pecho. Al principio lo dejé pasar, pensando que sería una reacción alérgica pasajera o algún desajuste hormonal de la regla, bastante común en mí.
Pero pasaban las semanas y no solo no mejoraban, sino que iban a peor. Ahí fue cuando me dije: tengo que hacer algo. Mi primera reacción fue ir al médico de cabecera para que me viese y me pudiera derivar a quien correspondiera. Su diagnóstico me sorprendió: me recetó unos antibióticos. Seguí sus pautas a pies juntitas pero, para mi pena, no funcionó. Así que tuve que volver.
Tras volver a recetarme antibióticos una segunda, de nuevo con el mismo resultado inútil, ya me derivó al dermatólogo. Tras un primer examen, éste me recomendó una crema en spray para tratar los granos. “Mano de santo”, me dijo. Desesperada, me faltó tiempo para ir a la farmacia y comprarme un bote.
La única crema que ha acabado con mi acné corporal
La clave era “ser muy constante”, me explicó mi dermatóloga, porque “solo así iba a conseguir ver resultados”. Obediente como yo sola, procedí a echármela todas las noches antes de dormir sin muchas esperanzas, visto lo que me había pasado con los tratamientos anteriores.
Pues bien resultó que, efectivamente, era mano de santo y en apenas dos semanas empecé a notar cómo los granos de mi espalda, brazos y escote cada vez eran menos y más pequeños. Solo me faltó ponerme a llorar de lo feliz que estaba, lo prometo. De esto hace unos dos meses, y a día de hoy sigo utilizándola pero de forma más espaciada (una vez cada dos días, más o menos), para mantener a raya el acné sin ser demasiado “dependiente” de la crema.
Entre los activos que tiene destacan el ácido salicílico y el ácido glicólico, responsables de exfoliar la piel y regular el exceso de grasa. El producto en cuestión es el Acniben Body de ISDIN, y cuesta 18,84 euros:
Otras cremas interesantes para combatir el acné corporal
Tri Active Spray de Cantabria Labs
Esta crema en spray de Cantabria Labs promete "ayudar a controlar la producción de grasa, mejora la textura de la piel y corrige las imperfecciones y cicatrices corporales de acné". 26,95 euros.
Azelaic Active Body Treatment de Freshly Cosmetics
Formulada como un tratamiento para combatir el acné corporal tenemos esta de Freshly Cosmetics, con el ácido azelaico como ingrediente principal. 29,95 euros 20,97 euros.
