Nuestra preocupación por la apariencia física es tan antigua como el tiempo. La única diferencia es el protagonismo que hoy damos a esa búsqueda de la perfección del cuerpo y que se ha transformado en una suerte de nueva religión.
Para los griegos preclásicos la belleza era tanto la natural como la de un objeto hecho por el hombre, si bien no tenían una definición clara de lo estético y lo asociaban con otras cualidades, como lo hermoso, lo que nos gusta, lo que nos resulta grato a los ojos.
En el periodo clásico griego, durante el siglo de Pericles, se genera un estilo naturalista que interpreta la realidad: los artistas tienen como modelo la naturaleza fijándose en sus reglas y en sus proporciones.
Y más tarde, Platón fue de los primeros que trató sobre conceptos estéticos como centro de muchas de sus reflexiones, sobre todo en temas relativos al arte y la belleza. En una de sus obras nos decía: “Si hay algo por lo que vale la pena vivir, es por contemplar la belleza”.
Probablemente en la actualidad, muchos estén de acuerdo. Aunque, realmente, el concepto de belleza al que se refiere Platón es diverso del que podemos hablar nosotros. Pero este filósofo, este maestro de la comunicación, queda bastante lejos de nosotros y ese espacio desde donde impartía su conocimiento, la Academia, lugar sagrado donde resonaban sus verdades, espacio y centro abierto a la discusión, al diálogo, y que duró siglos, hoy no existe, se ha transformado.

Esas 'academias', en el siglo XXI, las lidera un sinfín de influencers, blogueros o youtubers, que gracias a la tecnología y al fenómeno de las redes sociales lanzan sus mensajes convirtiéndose en auténticos líderes de opinión. Las redes son sus 'academias' con un mensaje más rápido, y de mayor difusión en segundos, que los de cualquier filósofo de la antigüedad en toda una vida.
Los influencers son el Platón de nuestros días, en color y con nombres más de andar por casa: Paula Echevarría, Madame de Rosa, Vanesa Romero, Alexandra Pereira, Paula Ordovás, Aida Doménech, María Pombo, la mayoría son mujeres y por eso de la igualdad también hay hombres como Álvaro Mel o Pelayo Díaz. el siglo del 'selfie' Todo tipo de temas son tratados en sus canales por estos auténticos 'gurús': viajes, imágenes de su vida cotidiana, moda, recetas de cocina, y belleza y estética. Sí, la belleza y el culto al cuerpo se ha convertido en tema viral de nuestras redes.

Las cuentas de Instagram con temática centradas en estética y belleza suman más de 20 millones de seguidores únicos, solo en Estados Unidos. Esto hace que lleguen directamente a los dispositivos móviles de los usuarios, no solamente millennials –los más activos en las redes–, sino a todos los públicos, cada vez son más jóvenes los que se informan únicamente por las redes sociales. Internet se ha convertido en el medio más demandado donde se puede encontrar cualquier tipo de contenido en segundos.
Mientras esperamos que la RAE diga algo sobre sus definiciones, los jóvenes de todo el mundo abren cada minuto webs y blogs, en busca del éxito de sus ídolos, imitándolos. Y así seguimos inmersos en la cultura de la imagen, o el llamado siglo del selfie, por la facilidad que tenemos para hacernos una foto desde nuestro smartphone que ha disparado ese fenómeno. Y siempre queremos estar guapos para salir bien en las fotos y compartirlas en las redes sociales.
La difusión masiva de imágenes propias en aplicaciones como Instagram, YouTube o Facebook hace que estemos expuestos a recibir comentarios positivos o negativos de nuestros amigos, familiares e incluso de desconocidos, y esos comentarios nos pueden hacer resaltar algún defecto que nos hace plantearnos un cambio.
Estas redes convertidas no solo en el espejo en que mirarnos, sino también en el que nos miran cada día. ¿A quién no le gusta parecer más joven y que encima los demás se lo digan? El fenómeno, en cifras. Existen datos curiosos sobre la relación entre las redes sociales y los tratamientos estéticos, y según estudios de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética, esa cultura de la imagen incide en un aumento de la demanda de las operaciones y los tratamientos de estética.
Las cifras nos dicen que un diez por ciento de los pacientes acude a las clínicas influido por los selfies y las redes sociales, y un 5% lo hace por la influencia de alguna celebridad y su deseo de parecerse más a ella.
A pesar de que el aumento de pecho y la liposucción siguen siendo las operaciones más demandadas en las clínicas de cirugía estética, las técnicas relacionadas con el rostro son las que más han crecido debido a esta influencia de las redes sociales.
De esta forma, la blefaromodelación, la rinoplastia y los tratamientos estéticos de rejuvenecimiento facial y el lifting facial han pasado a formar parte de los diez tratamientos más solicitados en las clínicas españolas. buscar la buena influencia La estética es tendencia en redes sociales y, por ello, debemos saber dónde está el límite. Ya que a veces distorsionan la realidad y no nos ofrecen una imagen real de nosotros mismos y un selfie no es la mejor herramienta para valorar la oportunidad de un tratamiento.

Nuestra nariz o nuestras ojeras no pueden depender de los objetivos de los teléfonos. No nos debemos dejar influir por los comentarios que recibimos en las redes sociales, especialmente si resultan ofensivos y proceden de personas que no conocemos.
Las buenas influencers, como entre otras, las que he nombrado anteriormente, están bien documentadas e informadas por un profesional. Por eso, desde aquí, mi pequeña 'academia', aconsejo a todos los lectores que antes de decidirse por una operación o un tratamiento, acudan siempre a un profesional convenientemente formado y juntos valorar la necesidad o no de seguir adelante atendiendo siempre a criterios médicos, que no siempre es necesario un retoque, y como decía Platón, "también de noche, especialmente, es hermoso creer en la luz".