Si hablamos de dietas sanas y equilibradas, los frutos secos nunca faltar en la lista de alimentos. Y es que además de ser deliciosos y fáciles de llevar a todos lados, aportan muchísimos beneficios a tu cuerpo porque están cargados de grasas saludables, proteínas, vitaminas y minerales importantes para el buen funcionamiento del organismo.
Precisamente, los pistachos suelen ser de los frutos secos más elegidos por los españoles gracias a su rico sabor dulce y a que están presentes en nuestra alimentación desde la época romana.

Sin embargo, muchas personas desconocen los efectos secundarios que puede ocasionar la ingesta diaria de este fruto seco en nuestra salud. "El consumo excesivo de pistachos puede dar lugar a varios inconvenientes como alergias, riesgo de cáncer, cálculos renales, problemas digestivos y presión arterial alta", señala la nutricionista Zoomi Singh.
Qué podrían experimentar las españolas al consumir pistachos a diario (y en exceso)
Hipertensión

Consumir pistachos en exceso puede provocar hipertensión. Además, puede experimentar mareos, visión borrosa, confusión y desmayos. Asimismo, consumir pistachos salados podría elevar tu nivel de sodio en sangre, aumentando tus probabilidades de desarrollar diversas enfermedades cardiovasculares, incluida la hipertensión.
Daños en el sistema digestivo
Los pistachos contienen grandes cantidades de fibra, por lo tanto, consumir pistachos en grandes cantidades perturbará su digestión y provocará diarrea, calambres, dolor abdominal, dolor intestinal y síndrome del intestino irritable.
Problemas en los riñones

Los pistachos tienen dos minerales a los que no deberíamos pasar por alto, sobre todo si se sufre alguna enfermedad renal: el potasio y el fósforo. En este caso, se deberá controlar su ingesta, ya que los riñones pueden tener dificultad al momento de eliminarlos.
Riesgo de cáncer
Comer pistachos puede aumentar el riesgo de cáncer en el organismo, ya que según la nutricionista Singh, "si están tostados a alta temperatura pueden formar acrilamidas, un carcinógeno responsable del desarrollo de células cancerígenas en el organismo" lo que puede aumentar las posibilidades de padecer cáncer.
En conclusión, la idea no es eliminarlos del todo de nuestras comidas, sino comerlos con moderación (un puñado es lo recomendable) para gozar de todos sus beneficios y, al mismo tiempo, evitar inconvenientes.